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La historia de Juana Gutiérrez, Natividad Martínez, Rosario Martínez, Encarna Hoyos, Carmina Villegas, Josefina y Felisa de la Concha y Elena Ruiz podría ser la ... de miles de mujeres que en la dura posguerra española tuvieron que dejar atrás familia y proyectos de futuro para salir de sus hogares y servir en casas más o menos lejanas a sus lugares de origen. La diferencia radica en que sus vivencias no se perderán, porque han quedado reflejadas en un documental que se estrenó este viernes en Los Corrales de Buelna y que se saldó con un largo aplauso del público emocionado que llenaba el Teatro Municipal de la localidad.
'Las que fueron a servir' es un documental realizado por Patricia Hernández Guerrero a propuesta del Movimiento Cultural Iguña, un trabajo que habla de esas experiencias, de los motivos, de los viajes de ida y de regreso, de los sueños rotos, de las lágrimas antes, durante y después, de las carencias, del hambre que se pasaba, de la falta de ropas, incluso de la visión idílica que para algunas mujeres tenía, como escape de lo mal que estaba todo tras la Guerra.
Son 30 minutos que saben a poco, pero que dejan en la memoria colectiva una etapa muy dura para una población que intentaba sobrevivir al final de una devastadora Guerra Civil.
Mujeres de Iguña y Anievas que partieron, la mayoría, hacia Torrelavega o Santander, que por aquel entonces, los años 30 y 40 del pasado siglo, quedaban muy lejos. Otras se trasladaron a Madrid, y alguna, como Josefina, a Paris, donde fue planchadora en la Embajada de Mónaco, por conocer el idioma, tras haber estado en Francia, junto a su madre y sus hermanas, dos años.
La directora del documental explica que la mayoría lo hicieron por necesidad, porque en sus familias había mucha hambre y poca ropa. En otros casos, como el de Juana, fue por casualidad, un encuentro inesperado en una boda que la llevó a quedarse en Madrid. También algunas pensaron, como Encarnita, que salían de casa para trabajar y formarse, algo que en su caso no se cumplió del todo. La vida la compensó conociendo por su trabajo un joven que llegó a la casa para reparar una avería doméstica y a día de hoy aún es su marido, con el que disfruta de una gran familia. Elena, de Villasuso de Anievas, no fue a servir, pero sí su abuela, hilo conductor de una proyección que relata vidas de salida atribulada, mucho trabajo, sueldos escasos y triste regreso casi siempre.
Para Patricia Hernández ha sido una experiencia «maravillosa» y las protagonistas «lo han puesto muy fácil», mujeres de 80 a 90 años «completamente naturales». «Hemos estado grabando un año y medio y, en líneas generales, todo ha sido positivo, una vez salvábamos la reticencia de algunas personas a que entráramos en sus hogares». Asegura que «lo repetiría ahora mismo, por lo bueno que ha sido todo».
Iván García, presidente del Movimiento Cultural Iguña, destacó que tras las exitosas experiencias de los lavaderos y las parteras «queríamos llegar a otros ámbitos, como el del mundo audiovisual, para trasladar esta historia, surgida de las horas de grabaciones con nuestros mayores». Explicó que desde el primer momento «pensamos en Patricia, porque hace dos años organizamos un mes dedicado al cine y una de las invitadas fue ella, con sus maravillosos cortos».
Recordó que tras la proyección habrá un coloquio para el «intercambio de impresiones y experiencias» sobre la memoria histórica colectiva y particular. Apuntó que después del estreno en Los Corrales, el documental se proyectará de nuevo en Arenas de Iguña, este sábado a las seis de la tarde, en la Cooperativa del Campo.
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