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Antes incluso de entrar en la cueva (al fondo), el vestíbulo ya deja ver un grabado magnífico de un caballo. N. C.
Hornos de la Peña, la velada joya del arte rupestre cántabro

Hornos de la Peña, la velada joya del arte rupestre cántabro

La conmemoración del descubrimiento de la cavidad prehistórica de San Felices de Buelna ha permitido resaltar su importancia científica

Nacho Cavia

Los Corrales de Buelna

Lunes, 6 de noviembre 2023, 07:10

La cueva Hornos de la Peña es una de esas joyas escogidas, llena de magia, que muestra su belleza solo a los más atrevidos, que pone difíciles las cosas para que, a la postre, el disfrute sea aún mayor. Cuando el visitante pone el pie en su interior no puede evitar notar un salto en el tiempo y sentirse un intruso. La morfología del recorrido colabora en gran medida. El paso es estrecho, los techos bajos, las pinturas y grabados difíciles de ver sin la ayuda de un experto. Pero cuando termina la visita siempre queda la impresión de haber vivido algo excepcional. En la despedida, la mirada se vuelve para recorrer por última vez un túnel en el que se espera ver una mirada furtiva, una piel recogiéndose en la oscuridad.

El bagaje deja en la retina uno de los conjuntos de grabados rupestres más completos de la región cantábrica. Bisontes, uros, cabras, ciervos, caballos, incluso un posible reno y una forma serpentiforme. Pero ese bagaje no podía estar exento de algo que no se olvida fácilmente, uno de los iconos de esa cueva, un antropomorfo con un brazo levantado y una larga cola, a caballo entre lo humano y lo animal, que abre la puerta a la interpretación y a la leyenda, por haberse encontrado formas muy semejantes en cuevas a miles de kilómetros de la de Tarriba, en el municipio de San Felices de Buelna.

Una fecha clave

El 27 de octubre de 1903 Hermilio Alcalde del Río y sus dos colaboradores, el padre Lorenzo Sierra y el abate Breuil, descubrieron la caverna y atisbaron la belleza e importancia científica de la misma. Después, durante décadas, pasó casi desapercibida. Tiempos oscuros en los que estuvo cerrada a cal y canto. Tiempos de olvido en los que la cueva maduró su resurgimiento, un siglo más tarde. El 7 de julio de 2008, a propuesta del Gobierno regional, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido en Québec (Canadá), ratificaba la inscripción de una decena de cuevas cántabras en la egregia lista del Patrimonio de la Humanidad, entre ellas, la de Hornos. Eso no evitó que la lucha del entonces alcalde, José Antonio González Linares, por abrirla al público tuviese que continuar. Y tan solo hace unos pocos años esos esfuerzos se vieron recompensados con el éxito.

Ahora, otro alcalde, José Antonio Cobo González, ha incidido en ese empeño general del pueblo de San Felices de Buelna por poner donde se merece la cueva y ha celebrado con sus vecinos, por todo lo alto, el 120 aniversario del descubrimiento.

Su intención ha sido tan clara como llamativa su primera medida. Para destacar algo hay que meterlo de lleno por los ojos de cuantas más personas mejor. Nadie que circule por la carretera que une el valle de Buelna con Puente Viesgo dejará de ver el gran panel que cubre todo el

En los actos del aniversario se incluyó un taller de armas y pintura. N. C.

El alcalde de San Felices, José Antonio Cobo, ha incidido en la importancia de situar donde se merece la mítica gruta y sus pinturas rupestres

lateral sur del Ayuntamiento, dedicado a la emblemática cueva, obra de los experimentados artistas de 'Actus Reus' Iván Calvo y Daniel Revenga.

Por si fuera poco, el hombre que durante muchos años fue guía de las principales cuevas de Cantabria, Ludovico Rodríguez Liaño (enamorado de Hornos de la Peña), también ha elaborado un mural dedicado a los 120 años transcurridos entre el descubrimiento y la actualidad, un hombre polifacético que ha empleado en esa obra técnicas de la prehistoria. El mismo que ha editado un poemario dedicado a la caverna y protagonizado exposiciones de su obra pictórica ligada también al arte rupestre.

Un ramo de flores atestigua aún en el vestíbulo de la cueva el homenaje de todo un pueblo a la persona que puso en valor por primera vez Hornos de la Peña, un signo de respeto por Hermilio Alcalde del Río que suscribieron las autoridades presentes en ese acto, entre otras la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia.

En el acceso a la cueva se rindió homenaje a Hermilio Alcalde del Río.

También estuvo el director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, Roberto Ontañón, una de las voces que ilustró la importancia de la cueva en tres conferencias que completaron el coordinador técnico del itinerario cultural del Consejo de Europa 'Caminos del Arte Rupestre Prehistórico', Ramón Montes, y Olivia Rivero, experta procedente de la Universidad de Salamanca y responsable de sacar a la luz algunas de las figuras inéditas de arte parietal paleolítico de la cueva, aprovechando técnicas de realidad aumentada. La caverna ha premiado su trabajo mostrando a su equipo nuevas figuras, como una pequeña cierva.

Para rematar ese homenaje, el Ayuntamiento ofreció un taller de elaboración de pinturas y armas prehistóricas, a cargo de Saúl Fernández y José Julián Márquez.

Ya en la soledad, tras la fuerte resaca de las muchas celebraciones, la cueva sigue a lo suyo, recibiendo de cuatro en cuatro (como máximo) a sus invitados, para que los guías actuales y futuros puedan seguir desnudando sus secretos, guardados por los siglos de los siglos.

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