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Agosto. Una nave gigante en Málaga. Más grados que en el infierno y una delegación de Santillana del Mar eligiendo luces de Navidad para adornar la villa en diciembre. Los mismos que cogen el mapa del pueblo –una de esas vistas aéreas que permite la ... tecnología– y van pensando dónde poner cada cosa. Los hilos de luz en las cornisas, las mantas luminosas por el cantón con una bola cada una, las figuras de las estrellas, la bola grande en la plaza... Eso, en el papel. Porque cuando empiezan a colocarlo, a finales de septiembre, al electricista le vuelven loco –es un decir– en cada paseo que toca darse cuando cae la noche. Son detalles del proceso para llegar a estas fechas. Santillana –una de las capitales navideñas de la región– como ejemplo para explicar cómo se hace. Cada caso, cada municipio, es un mundo, claro. Pero la historia de la actual iluminación de la villa es, seguro, una de las más curiosas. Érase una vez en Puebla de Sanabria en 2019... Así empieza.
Allí estaban el alcalde, Ángel Rodríguez, y la concejala Paula Pérez con motivo de una asamblea de ese club selecto de Pueblos más bonitos de España. Les invitaron al encendido navideño y alucinaron. «En aquella plaza no cabía un alfiler. Habían ganado el año anterior el concurso de iluminación de Ferrero Rocher y era una pasada». Lo cuenta Pérez, que recuerda el viaje de vuelta dándole vueltas al tema. «Santillana, con lo que es, esto lo tiene que tener». Y así empezaron 2020, con la idea de ponerlo en marcha. Pero, como a todo el mundo, la luz se les apagó con la pandemia. Al cajón. Lo único bueno es que se ahorró un dinero (ni fiestas, ni cabalgata...) que pudo dedicarse a retomar el proyecto en 2021. Dicho y hecho.
Por un lado, las licitaciones correspondientes para el montaje y el material. Por otro, el diseño. «Eso era cosa nuestra». Ahí fue donde sacaron el mapa y fueron pensando. Lo que iba en cada calle o el toque especial en la Colegiata, las casas del Águila y la Parra, la Torre de Don Borja... Con algunas premisas. «Que los adornos, aunque haya cosas que se desmonten, sean útiles para la cabalgata (la gran noche) y no perder la esencia de algunos detalles clásicos de Santillana, como las estrellas que se colocan para guiar a los Reyes», explica Carla Álvarez, empleada municipal.
Pero hicieron otra cosa. Llamaron a Tele 5 (que colaboraba con Ferrero Rocher) para participar en el concurso y, así, abaratar el montaje. Eso no salió bien de entrada. Les explicaron que no era posible inscribirse, que eran los organizadores los que elegían los pueblos. Bueno, pues hasta ahí. Ellos quedaron encantados porque la iluminación fue un éxito y atrajo a muchos visitantes. Así que empezaron 2022 con ganas de ampliarlo aún más.
En esos planes andaban cuando fueron ellos los que recibieron la llamada de Ferrero Rocher. Seleccionados. Así que el año pasado, desde agosto, trabajaron en dos direcciones. Lo primero, su proceso de mejora. «Queríamos aumentar las luces en los barrios y pueblos del municipio y pusimos en marcha el vídeo mapping (un espectáculo de luz y sonido sobre la Torre de Don Borja)», explican. Más atractivos. Y, en paralelo, los vídeos, promociones y pruebas que debían ir pasando en la competición. «Al final no ganamos, pero agradecemos todo lo que supuso. Una gran promoción y, lo más importante, mucha unión de todos los vecinos. Fue una gran experiencia».
Fue esa publicidad, el boca a boca, las mejoras... O todo junto. El caso es que más de 90.000 personas visitaron Santillana entre diciembre y enero del año pasado y muchos negocios que estaban cerrados en esa época levantaron la persiana.
Y llegó 2023. «Muchos vecinos nos preguntaban en enero: '¿Y ahora qué?'». Pues más madera. Han duplicado las luces (son unas 400.000 este año) y han diseñado otro vídeo mapping (el primero era sobre la historia de Santillana y el de este año, sobre los Reyes Magos). Aquí es donde viene lo de la nave de Málaga. Contactaron con una empresa y se plantaron allí en verano. En esa compañía venden y alquilan material. «Pensamos que lo de alquilar sería una buena idea porque así conseguimos que cada año sea diferente y que el visitante repita para ver la decoración». Así que se trajeron algunas de las novedades de este año: los arcos en la entrada al casco urbano, los tres Reyes de la Plaza Mayor (que participan en el espectáculo de luces) y la gran bola que hay a su lado. Eso, los materiales que compraron para mejorar cosas y los que ya tenían dan forma a lo que estos días se ve en Santillana.
Alquileres, compras, montajes... Las licitaciones salen por algo más de 100.000 euros. Para el vídeo mapping han buscado patrocinadores –la colaboración público-privada– que sufragan el coste. Planificar con el mapa, elegir adornos (agosto), empezar el montaje (finales de septiembre), los cambios sobre el terreno (octubre y noviembre) y encender (diciembre). «Un sábado por la noche hay más gente que en agosto y en el puente ha habido más que en Semana Santa. Estamos convencidos de que hay más visitas que el año pasado».
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