Secciones
Servicios
Destacamos
Juan Miguel Villamuera ha dedicado buena parte de su tiempo libre a estudiar y potenciar la riqueza patrimonial de los valles de Buelna y Cieza, es medallista olímpico por sus colecciones de sellos, enamorado de la historia del almirante Pero Niño y muchas cosas más. ... Pero, sin duda, en Los Corrales se le conoce por ser el padre de la recreación histórica de las Guerras Cántabras, a día de hoy la única Fiesta de Interés Turístico Internacional de Cantabria.
-Las Guerras Cántabras celebrarían este verano sus veinte años, pero no podrá ser.
-No. Lo que está claro es que la directiva ha tomado la decisión correcta, la que tenía que tomar.
-Un verano extraño sin cántabros y romanos por las calles.
-Desde luego, es como que te falta algo y me imagino que habrá síndrome de fiesta, pero las circunstancias son las que son.
-Un año de reposo y reflexión no vendrá mal.
-Un año de reflexión siempre viene bien y es necesario, pero por otra parte, tras un año de descanso, habrá gente que lo retome con más ganas y, en cambio, otra a la que le dé pereza regresar. De cualquier modo, sería bueno que la directiva lo aprovechara para recapacitar sobre el futuro, sobre qué hace falta, detalles que se puedan mejorar, y darle el empaque que tiene como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
-Ha batido récords en tiempo de declaración de Interés Regional, Nacional e Internacional. ¿Ha sido todo demasiado rápido?
-Depende de cómo se mire. Lo conseguido ahí está, y ha costado mucho, en todos los sentidos. Esas distinciones no se dan solo por pedirlo, hay que luchar mucho. Ahora hay que demostrar que nos lo merecemos y, en ese sentido, quizá hay aspectos que igual hemos descuidado.
-¿Qué es lo que puede faltar?
-Más empuje, en general, del pueblo y de los festeros. La junta directiva necesita mucho apoyo para mantener una fiesta así. Por una parte se tiene que involucrar más el pueblo, porque durante las fiestas pasas por las calles y no se aprecia: no colabora el comercio y la hostelería como colaboraba, los balcones no se engalanan como deberían, aspectos de cara al visitante que hay que potenciar. Interiormente, en plan organizativo, la junta directiva tiene que seguir avanzando en mejorar la vestimenta y equipamiento, acercarse más a la historia. Y hay que redoblar la actividad dentro del campamento, tiene que estar vivo, y para eso tiene que implicarse el festero.
-¿Cuándo y cómo se le ocurrió la idea de las Guerras?
-Desde siempre fui un enamorado de la fiesta de moros y cristianos, incluso participé en las comparsas, pero no tenía sentido trasladarlo aquí. Un año fui a Cartagena, a la fiesta Cartagineses y Romanos, y vi las posibilidades. Lo propuse en la Asociación Cultural Olna ya con un guión trazado, con talleres de artesanos elegidos, lo tenía muy estudiado.
-En ese momento había otras ideas para fiestas que también manejaba, ¿no?
-Había dos variantes que podían dar lugar a fiestas de ese tipo. Una basada en la historia del almirante Pero Niño, el Conde de Buelna, que se desarrollaría en el entorno de la Torre que hoy es centro de interpretación del medievo. Otra, las Guerras Cántabras. En este caso conté con la ayuda de la entonces concejala de Turismo, Mayte Pérez, y de varias personas que empujaron para poner en marcha la fiesta en 2001. Encontramos el apoyo de la gente, los 300 festeros del primer año, y eso encendió la mecha.
-¿Se imaginó que podría llegar a donde ha llegado?
-No, para nada. Recuerdo que cuando fui al Ayuntamiento y me preguntaron qué necesitaba dije que si lográbamos que salieran cien personas ya era un triunfo. Nunca pensé que se llegaría a donde se ha llegado y el mérito es de la gente, que se lo tomó como un revulsivo para Los Corrales. Pero no, nunca lo pensé.
-Es una pena que la historia del almirante Pero Niño pase desapercibida, cuando es realmente de película.
-Cierto. Es un personaje que merecería más relieve y desde luego una fiesta. En su momento propuse al Ayuntamiento de San Felices celebrar una fiesta medieval sobre su vida, pero no cuajó. Y sí, sin duda es un personaje que habría dado un juego impresionante para una fiesta de recreación histórica. Incluso tenía el guión hecho y había contactado con quien podía hacer los trajes.
-¿Se podría retomar la idea?
-Sí, pero tendría que ser ya con gente joven, porque yo ya no quiero meterme en más líos, que ya no tengo fuerzas. Contarían con mi apoyo, desde luego, y estoy seguro de que en poco tiempo sería un bombazo.
-¿Los Corrales ha sabido vender su gran potencial patrimonial?
-Creo que no, y el ejemplo lo tenemos con las Estelas de Barros. Es una pena ver cerrado el centro que alberga el símbolo de Cantabria; es lamentable. Estoy convencido de que a muchos jóvenes les preguntas por las estelas y no tienen ni idea de lo que son, y ahí la culpa la tenemos todos. No les inculcamos a los jóvenes la historia local. Pero se podrían haber hecho muchas cosas más, sin ir más lejos un centro de interpretación de Guerras Cántabras en Los Corrales.
-¿Cómo surgió el interés por los sellos de los Juegos Olímpicos?
-Me especialicé en el tema olímpico porque me lo aconsejó un filatélico a nivel nacional, y me metí de lleno en ello. Es un tema que te implica y te interesas mucho en todo lo que conlleva.
-Ganó medallas olímpicas.
-Sí, en Sidney o en Barcelona. Acudí a varias a través de la Federación Española. Por eso digo que a ese nivel exige gran dedicación.
-¿Hay algo que le hubiera gustado hacer y no pudo ser?
-Me habría gustado aprender música y ser cantante lírico, pero fue imposible. Por lo demás, con las Guerras Cántabras cumplí un gran deseo porque la historia siempre me gustó. Mi gran sueño hecho realidad han sido las Guerras Cántabras.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.