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En estos tiempos en los que las fiestas se miden por su calificación, es asombroso, cuando menos, que una de las celebraciones cántabras más llamativa, diferente, ancestral y popular aún no tenga ni siquiera el título de Interés Turístico Regional. A pesar de su ... lejano origen, su vistosidad y tener particularidades que la hacen única, la Maya de Silió no puede enarbolar de momento más que el cariño y admiración de cuantos han podido comprobar en directo todo un espectáculo conservado por un pueblo que bien sabe de ensalzar tradiciones, como demuestran cada año con La Vijanera.
No solo mantienen esas costumbres, bucean en viejos documentos para acercarse más si cabe a los orígenes. Y desde luego, no se les caen los anillos a la hora de vestirse para la ocasión en La Vijanera, ni de tirar de riñón para levantar la pesada Maya.
Una asignatura pendiente de Cantabria que parece estar a punto de resolverse. El presidente de la Asociación de Mayeros de Silió, Sergio Balza, explicó que llevan dos años con un dossier que presentaron en octubre del año pasado para declarar la fiesta de Interés Regional. En abril de este año «nos pidieron hacer unas correcciones en la redacción y vamos a presentar el nuevo documento tras el verano», dijo.
Reconoció que el cambio de Gobierno puede retrasar la decisión, pero espera tener «suerte» para que «este año o el que viene tengamos ya esa certificación» y que la próxima edición, el 24 de julio de 2024, se celebre con el documento en la mano. Será el primer paso. «Empezaremos por ahí, pero no vamos a parar, porque ganas y empuje no nos faltan para seguir el ejemplo de La Vijanera», la mascarada declarada Bien Inmaterial y de Interés Nacional.
Sergio Balza
Presidente de los mayeros
Balza aseguró que la asociación tiene un objetivo «claro»: «preservar la Maya en el transcurso del tiempo y mostrar al mundo su singularidad».
Muchas características la hacen única. Entre otras, el estar compuesta por dos troncos, la Maya (el principal) y la Añadición (la parte alta), que se unen alcanzando los 30 metros de largo (ya de por sí inusual) y más de 2,5 toneladas de peso. Y es que son dos robles, madera de gran densidad que eleva la dificultad de su izado con respecto a otras celebraciones semejantes.
También destaca la apuesta por seguir las pautas que dieron lugar a la tradición, la fuerza del hombre y mecanismos tradicionales en los que solo sirven cuerdas, trócalas y andamios de madera como los usados hace siglos.
César Rodríguez apuntaba que «al igual que La Vijanera, el rito de pinar la Maya nos conecta de un modo directo con nuestro pasado y convierte a Silió en el pueblo cántabro referente en la conservación de las tradiciones».
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