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Quinito Cos tiene claro que «no se puede perder» una cita tradicional como es la Fiesta de la Garita, en Los Corrales de Buelna, celebración ... que cumplirá este domingo 4 de julio 52 ediciones ininterrumpidas. El año pasado fue la primera fiesta post-confinamiento, más testimonial que otra cosa, manteniendo ese espíritu de no dejar pasar una fecha que reúne cada año a decenas de amantes de la montaña en el pico más conocido de todo el entorno. Este año será semejante, para cumplir con las restricciones que impone una situación epidemiológica «que aún nos asusta», decía el presidente de la sección de montaña de la Sociedad Deportiva Buelna.
Aunque sin el boato que les gustaría, recordarán este domingo un aniversario especial, los 50 años del monolito que hace cumbre, un auténtico icono de la montaña cántabra y epicentro de una de las celebraciones con más raigambre entre los montañeros de toda la cuenca del Besaya. «Tenemos la ventaja de que será al aire libre y con espacio suficiente para que haya una amplía distancia entre todos los que acudan, que siempre son muchos, así que nos calzaremos las botas y subiremos, cada cual como pueda y quiera, y por donde elija».
Y es que, como él explica, este año (como ya sucedió en 2020) no habrá horario, ni punto de partida, ni recorrido determinado para hacer la subida al pico, «para no generar grupos numerosos», decía Cos. Se mantiene, eso sí, la hora de la Misa Mayor, a la una del mediodía «en una gran Catedral natural en la que no tenemos problemas de aforo». Misa de campaña que aprovechará el altar próximo al monolito y el refugio levantados en ese monte. Este año, además de rendir honores a la Virgen de la Cuesta, la patrona de los montañeros, habrá recuerdo especial en ese oficio religioso para «dos personas entrañables que nos dejaron este año, Pablo García 'Motos' y Ricardo Gutiérrez», que fue presidente de la Sociedad Deportiva Buelna.
Tampoco habrá la quedada habitual para tomar el aperitivo antes de una comida que ya tuvo que suspenderse el año pasado. «Quienes quieran ir que lleven su bocadillo, como toda la vida, lo importante es disfrutar del día», esperando que el tiempo acompañe. Y no habrá juegos para los más jóvenes, como años anteriores, «pero seguro que disfrutaremos de la jornada, hablaremos de próximas marchas y recordaremos a quienes nos han dejado en este tiempo», decía el presidente de la asociación.
No se parecerá nada a la fiesta que se celebró el 20 de junio de 1971, el día que se inauguró el monolito ante más de un millar de personas, como contó el corresponsal de El Diario Montañés, Felipe Lucio 'Capeli'. Aquel día de niebla no se pudo disfrutar de las vistas, contaba en su crónica, pero sí de la presencia de representantes de grupos de montaña de toda la región, incluso algunos llegados del norte de Palencia. Un día en el que para celebrar la misa se instaló, bendecido por el sacerdote Miguel Cuevas, el altar próximo a un monolito que habían costeado los propios montañeros.
Después del oficio religioso llegó la bendición del monolito, que aún hoy mantiene en la parte central una hornacina que guarda una réplica de la imagen de Nuestra Señora de la Cuesta, venerada patrona de los montañeros corraliegos. Sobre ella, una placa de acero que recuerda la fecha de la inauguración y los 693 metros de altitud de ese lugar.
El monolito está rematado por una veleta que trocó el clásico gallo por un rebeco, marcando la dirección del viento que siempre se deja notar en ese pico. Hace 50 años el Coro Ronda Garcilaso y Voces del Ebro recrearon a los muchos aficionados con sus tonadas. En ese apunte histórico Quinito Cos tuvo palabras de reconocimiento para el presidente del club por aquel entonces, Ofo Losas, uno de los responsables de la construcción del monolito y de otras muchas iniciativas apuntadas en el haber de la sección de montaña.
El medio siglo de presencia del monolito llevará a muchos de los presentes a recordar a amigos con los que compartieron una afición que «con la pandemia parece haber crecido mucho».
«Este domingo haremos lo que buenamente se pueda, siempre con mucha responsabilidad y evitando aglomeraciones», aunque si ancha es Castilla, también lo es la montaña para que corra el aire.
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