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La ruta de la mitología del monte Tejas, en San Felices de Buelna, no deja de crecer en número de figuras, en extensión e incluso en contenido, porque en las últimas semanas se han unido al conjunto piezas costumbristas, todas realizadas por el artista local ... Emeterio Lombilla, 'Terio', sobre madera muerta aprovechada del propio monte. Además, ya se ha aprobado desde Turismo un proyecto para señalizar toda la ruta y que nadie se pierda ninguna de sus tallas.
Apenas lleva la cuenta de las piezas que ha tallado, pero calcula que serán «unas 40» repartidas por rutas fáciles de recorrer. Cada día que puede se acerca a rematar o colocar una nueva y se encuentra con gran cantidad de gente proveniente de muchos lugares y de todas las edades, que acude a San Felices de Buelna a contemplar sus obras de arte. «Son de todas partes, es increíble lo que hacen los medios y las redes sociales», dice al reconocer que «eso mantiene la ilusión por seguir con esta labor como el primer día o más, especialmente cuando llegan niños y me preguntan qué hago o qué va a ser lo próximo».
Su única preocupación ya está saldada. Terio y el Ayuntamiento tienen claro que es necesario colocar una cartelería que permita a los cientos de visitantes no irse sin ver en su recorrido todas las tallas, algunas escondidas en el monte Tejas. La Consejería de Turismo compartía esa necesidad, como dejó claro en su última visita el titular del departamento, Francisco Javier López Marcano, que ya ha anunciado la adjudicación a la empresa Serisán de la señalización de la ruta. Y aunque aún no se conocen los detalles sobre cómo serán esos indicadores, todo apunta a que utilizarán materiales reciclados para ir acorde a la filosofía del proyecto iniciado por el artista sanfeliceño durante la pandemia.
López Marcano conoce bien el lugar y asegura que es un «itinerario cultural de gran magnitud, un lugar con mucho encanto que merecía una actuación como la que solicitó el artista y el propio Ayuntamiento», dijo. Feliz estaba el alcalde, José Antonio González Linares, por la adjudicación de la señalización y el ánimo del artista: «Estamos cada día más sorprendidos porque cada semana que pasa llega más gente, contentos porque Terio los ha acogido con mucha ilusión y agradecidos a la Consejería y al artista por su labor, sin pedir nada a cambio, una obra que quedará para la historia de San Felices».
A Emeterio le abruman los elogios, pero también le agrada pensar que aquel primer duende que talló en el monte Tejas, «medio escondido», para que las familias salieran a pasear y lo encontraran haya llegado a lo que es hoy una de las mejores rutas de este tipo del norte de España. Reconoce que los principales personajes de la mitología cántabra están ya prácticamente todos representados «pero siempre hay otros menos conocidos que puedes intercalar». Lo que sí ha hecho ya es incluir algunos animales propios de los montes y ahora escenas costumbristas que siempre le «llamaron la atención». La abuela con el coloño de leña es una de las más apreciadas, junto a la recién colocada pastorcilla con sus ovejas, «estampas que están cayendo en el olvido», dice.
Y ahí a él le ronda la cabeza algo que le gustaría plasmar. Un hombre medio tumbado en la hierba picando el dalle, una imagen muy típica de la siega cántabra. El problema está en que necesitaría un gran árbol muerto para darle forma, con lo que teme que se quedará con las ganas. También le llueven las peticiones, sobre todo de los niños, que en especial le solicitan que haga un dinosaurio. Ya ha creado, cerca de la cueva Hornos de la Peña, un hombre de la época de las pinturas prehistóricas, así que no descarta atender esa solicitud que, viniendo de los pequeños, le hace «especial ilusión». Aunque lo cierto es que se enfrenta al mismo problema que con el hombre del dalle, necesitaría una gran pieza de madera para ese «sueño».
La materia prima se la da el bosque y él le devuelve una vida nueva llena de visitantes encantados con la magia que desprende un paraje impresionante. «Espacio y ganas tengo, siempre quedará un sitio para poner una talla y, desde luego, mientras no me paren tengo monte de sobra». De momento le ha dado para montar en el Tejas todo un aquelarre, para dar vida a una anjana y una ojáncana, que se suman a los duendes, cuélebre, arquetu, tentirujo y otros muchos personajes de la mitología local, conocidos y no tanto, grandes y pequeños, todos cargados ya en miles de cámaras y móviles, fotografías que campan ya a sus anchas mucho más allá de los lindes del Tejas y las fronteras de San Felices de Buelna.
«Me encuentro con gente de muchos sitios, este mismo domingo con un matrimonio de León que habían venido a ver la ruta desde allí, ¡qué locura! Y otros de Bilbao, Asturias. El verano pasado fue terrible y en invierno han seguido viniendo. Es para volverte 'chocho' con lo bien que ha pegado y lo contenta que viene la gente», dice el artista. Pero tiene debilidad por los niños, «que además son los que nos van a cuidar cuando seamos mayores y hay que tenerlos contentos», apostilla entre risas. «Estar trabajando y oírlos venir y disfrutar es la mayor satisfacción». Pero Emeterio Lombilla también piensa en los que no apuestan por su ruta. «No quiero poner tallas que se acerquen a los senderos para motos o bicis, para que no se encuentren con personas en sus rutas y las puedan disfrutar, como nosotros disfrutamos la nuestra».
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Ana del Castillo
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