Los mitos habitan el Tejas

El monte Tejas siempre ha tenido su magia particular, un bosque con cierto misterio que se ha convertido en el escenario perfecto para el nacimiento y desarrollo de una idea que ha poblado ese lugar de personajes de la mitología cántabra.

Todo comenzó con la talla de un duende a tamaño natural el verano pasado. Emeterio Lombilla Portilla, 'Terio', vecino del barrio de Tarriba, en San Felices de Buelna, dio forma al personaje aprovechando un árbol seco, y a los pocos días era la atracción de decenas de personas que buscaban esa talla para fotografiarse con ella. La llegada de vecinos de todos los barrios del valle y de fuera de él para hacerse la foto con el duende fue muy bien acogida por el Ayuntamiento y el alcalde, José Antonio González Linares, animó al artista a continuar con su labor.

'Terio' no necesitaba mucho más para continuar, de hecho ya tenía en mente aprovechar otro árbol de una finca suya para dar forma a lo que fue el segundo personaje, una guajona, una bruja que volvió a ser reclamo para cientos de amantes de la Naturaleza y otros muchos que se subieron al carro del senderismo y se sumaron a la búsqueda de los personajes mitológicos. «Estaba limpiando la finca y había un castaño que me venía llamando la atención desde hacía tiempo, así que aproveché y me puse con él», explicaba sobre su segunda talla.

Después llegó una pequeña talla de otro duende y, prácticamente seguido, la cabeza de un enorme ojáncano. «Ya he explicado que me gustan los temas mitológicos y en un árbol vi la posibilidad de dar forma a un ojáncano, un árbol de grandes dimensiones que había que aprovechar». Y como es habitual, fue dicho y hecho. Se puso manos a la obra y talló un ojáncano saliendo de la tierra, con la cabeza y una mano fuera. «Pensé que daría un poco de miedo con su gran ojo pero los niños están encantados haciéndose fotos y eso me gusta mucho», reconoció.

Lo cierto es que en esta ocasión no le dio tiempo ni a terminar la obra. Son tantas las personas que se adentran en el monte Tejas para ver sus obras que esta vez le pillaron con las manos en la masa. «Me cogieron haciéndolo y al poco ya fue casi una romería de gente. Me asombró porque prefiero pasar inadvertido, pero les vi con la misma ilusión que con la primera talla y muchos me dejaron claro que quieren más».

Ya entonces reconoció que «como no me paren igual hago una talla en cada árbol del Tejas». Cierto, porque al poco tiempo ya se corrió la voz de que había un nuevo personaje, un arquetu, una especie de mago coronado por una cubierta también natural. Y hace unos días uno nuevo, en esta ocasión un musgoso.

Con todo, cada vez más gente se da un paseo por el Tejas. Para disfrutar del bosque y de las tallas. Se puede llegar hasta el aparcamiento del refugio de ese monte en coche. Si se coge la ruta que parte de ese parque el paseante se encontrará primero con el ojáncano, luego el duende, habrá que cruzar un puente y, algo más alejado de la ruta, está el musgoso para finalizar con el arquetu. La guajona está fuera de esa ruta, en una finca particular del artista sanfeliceño.

Esa ruta sirve de pista, porque en realidad nadie desvela el paradero exacto de las figuras, así que la aventura comienza desde el valle, la búsqueda de los personajes mitológicos. Luego hay que demostrar que se han encontrado, y ahí vienen las fotos. Las redes sociales hacen el resto para convertir esa búsqueda en una actividad que desde el final del verano pasado está movilizando a buena parte del pueblo, del valle, y, ahora, atrayendo a mucha gente de fuera.

En el Ayuntamiento están por la labor. Incluso animan a 'Terio' a que vaya pensando en tallar más personajes de la mitología en troncos muertos del monte Tejas. El alcalde, José Antonio González Linares, tiene claro que puede convertirse en un aliciente más para visitar el municipio. Hace unos días afirmaba que «siempre se necesita gente como él, con ánimo de contribuir a la mejora de las cosas, gente buena y generosa, digno de todos los reconocimientos».

Sabe que habla de un sanfeliceño muy querido, Emeterio Lombilla Portilla, 'Terio' para los amigos y cuantos ahora reconocen su obra. Nació en 1954 en Jain y ahora vive en Tarriba, donde se rodea de buena parte de su obra en madera, para asombro de cuantos visitan su casa y jardín.

Emeterio Lombilla es más que un aficionado al arte, no hay más que ver su desván, cada habitación de su casa y su pequeña huerta, llenos de figuras de todos los tamaños y todas de gran calidad. En el bosque solo usa una moto-sierra y el terminado es asombroso. De todas formas, lo que más le gusta es «la ilusión de la gente que me dice que les he dado un motivo para salir a pasear por el monte, con eso me siento más ancho que nada». Y si habla de ilusión lo hace pensando especialmente en los más jóvenes, en los que está generando una afición por la montaña que antes no había. «Cuanta más ilusión veo en ellos, mayor es la mía». Jóvenes, mayores, mujeres y hombres, con o sin mascotas, todos han sucumbido a la magia.

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