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Érase una vez 600 niños que pidieron a gritos, con pancartas, cánticos y risas escuchar más cuentos de sus padres, de sus abuelos, por las mañanas, tardes y noches. Y «no hay ningún lugar en el mundo» en el que eso pase, excepto en Los Corrales de Buelna, como garantizó el contador y mago Julianini, maestro de ceremonias de la segunda manifestación por los cuentos que se celebra en la localidad, en ambos casos organizada por la casa de los cuentos, la Biblioteca Municipal de Los Corrales de Buelna, y su máxima responsable, Ana Ara, homenajeada en ese acto. La misma que organizó el precedente de esa joven rebelión, una concentración que tuvo lugar en la antigua sede de la biblioteca en noviembre de 2018.
Las comunidades educativas de los colegios Besaya, Gerardo Diego, José María de Pereda y La Salle, junto al CAIA Estelucas, participaron para sumar cerca de 800 personas con un centenar de pancartas grandes y pequeñas, y varios representantes de los alumnos, profesorado y familias para leer los 10 puntos del decálogo de los derechos de los niños a escuchar cuentos.
El primero, «el derecho a escuchar los más hermosos cuentos de la tradición oral». El último, «el derecho a escuchar las palabras mágicas que abren la puerta de la imaginación en la ruta hacia los sueños más hermosos de la niñez». Entre uno y otro, el valor de la tradición oral, del vínculo estrecho de unión entre contador y oyente que supone contar un cuento, de la imaginación, del crecimiento personal, del miedo a que se pierda la vieja costumbre de contar un cuento, del érase una vez y el colorín, colorado.
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