Nueva vida para el Casino de Buelna

La tabla de salvación a la que acogerse pasa por revitalizar las maltrechas cuentas de la sociedad y para ello han hecho una llamada a los socios para pedir las tan temidas derramas. El interés por no dejar morir una sociedad así pesó, y cerca de un centenar de asociados se apuntó al desembolso, junto a una veintena de personas que han mostrado su interés por unirse al proyecto. El número mínimo para llegar a tierra era el de 110 aportaciones y a día de hoy se ha logrado superar.

El siguiente paso será contar con unos 26.000 euros para atender cuestiones tan básicas como una buena instalación eléctrica, habilitar, con todos los parabienes, la cocina del bar restaurante, un lavado de cara a todos los salones y el tejado, y firmar un seguro que dé cobertura al estado actual de ese gran edificio, puesto a disposición de los socios por el empresario José María Quijano a principios del siglo pasado.

Otro de los pasos a dar tiene que ver precisamente con los herederos empresariales de aquel proyecto industrial, establecer las bases de futuro de las relaciones entre los propietarios de las instalaciones y la sociedad. También se firmará un nuevo contrato con algún proveedor de electricidad y se animará a los profesionales de la hostelería a que se hagan cargo de ese bar restaurante. Esas serán las próximas estaciones de un tren que, si todo va bien, arrancará definitivamente el próximo 21 de noviembre, con el relevo oficial en la dirección de esa histórica sociedad.

Será una primera fase. La segunda arrancará en la primavera del año que viene con la presentación y puesta en marcha de los proyectos de la nueva gestora, que tomará el relevo a una junta directiva que lo lleva siendo desde hace 40 años, presidida por Bernardo Lasarte.

El 20 de marzo de 1920 se abrieron por primera vez las puertas del Casino de Buelna, una de las sociedades más longevas en Cantabria y toda una institución para muchas generaciones de corraliegos que, hasta hace bien poco, aún aprovechaban sus salas y terrazas. La fundación de la sociedad, como recuerda el historiador José Francisco López Mora, se debió al expreso deseo de José María Quijano de compensar lo mal que lo habían pasado los empleados de la fábrica de Trefilerías durante la huelga de 1919. Para contrarrestar aquella situación, Quijano decidió dotarles de un espacio donde pudieran reunirse sin contratiempos. Ya por aquel entonces contaba con un escenario en el que se proyectaban películas de cine, además de organizar actuaciones de teatro o musicales, conferencias y fiestas sociales. Y, por supuesto, tenía un servicio de bar que, en parte, también estaba abierto para quienes no fueran socios.

En 1929 se instaló un teléfono en el Casino, que supuso una gran innovación en el pueblo y permitió a los asociados tener algo a lo que no tenían acceso otros vecinos. La energía eléctrica llegaba con garantía a las instalaciones y eso llevó a los directivos a facilitar un lugar de estudio a los jóvenes colegiales, para asegurarles luz suficiente para ampliar las horas de aprendizaje. Al mismo tiempo, la Sociedad Casino de Buelna tenía como objetivo tratar de darles a sus asociados una mayor proyección cultural y presencia en el pueblo. De hecho, durante muchos años estuvo al frente de la organización de las fiestas de San Juan.

El 18 de diciembre de 1971 la sede del Casino de Buelna se trasladó de su lugar original a una casona del siglo XVIII, situada en el margen derecho de la Avenida José María Quijano, la que hoy acoge esa sociedad. La mansión pertenecía a la familia Quijano, en concreto al fundador de las empresas corraliegas. Pero la época de esplendor pasó y con los años aquel club social corraliego fue perdiendo fuelle.Ahora, un siglo después de su estreno, el reto está en revitalizarlo.