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«Impotencia» era este lunes la palabra más repetida entre los ganaderos de Arenas de Iguña, ante un nuevo ataque de lobos, cada vez más cerca de las casas del pueblo. El alcalde, Pablo Gómez, no ahorró calificativos para declarar que la situación es «irresistible, ... imposible de aguantar», decía.
Esta vez el ataque comenzó con cuatro ovejas en la ladera este de las vías del tren, ya junto a algunas casas, pero parece que algo inquietó al lobo o lobos, que cambiaron de objetivo. Dejaron a las ovejas y, como explicaba el alcalde, «un lobo decidió hacer algo impensable», saltar una tapia de tres metros de altura, matar una oveja y devorar una cordera «de la que sólo quedaron menos de 20 centímetros de vísceras, ni piel ni nada». Pero, por lo que contó, lo más extraño estaba por suceder. El lobo volvió a saltar la tapia con los restos de la cordera para, supuestamente, «alimentar a los lobeznos que estaría criando cerca».
La oveja muerta costó 400 euros, según los ganaderos, porque tenía carta genealógica, y estaba a falta de unos diez días para parir, seguramente dos corderos, con lo que la indemnización, aseguran, «no cubrirá su coste, ni tampoco el de los dos corderos que no llegaron a nacer».
Como ya ha sucedido en varias ocasiones, los ganaderos no están solos en la queja. Se unen ahora los vecinos que ven como los ataques de los lobos se adentran cada vez más en los barrios periféricos, de momento.
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