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La Consejería de Obras Públicas acaba de cerrar esta misma semana el Plan de Carreteras 2023-2030. Es decir, la guía que seguirá el Gobierno cántabro las dos próximas legislaturas para dirigir sus inversiones en asfalto. Y su obra estrella será un proyecto que lleva ... veinte años penando por los despachos de todos los partidos políticos: el puente entre Requejada y Suances.
«Sabemos que esta infraestructura viene de lejos, pero ahora sí veo factible poder hacerla», se explica el consejero José Luis Gochicoa, sabedor de que más de uno se tomará a broma que el puente reaparezca ahora, a pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales, como ha sido habitual legislatura tras legislatura. No en vano, fue en 2003 cuando se propuso por primera vez la necesidad de construir esa conexión entre Polanco y Suances, y se llegó a incluir en el Plan de Carreteras 2005-2008 con una inversión de 12 millones de euros. También estuvo previsto en el Plan de Gestión Integral de Infraestructuras 2014-2021.
1-Nuevas carreteras Aquí se incluyen las variantes de Sarón, Los Corrales, Renedo, el puente de Requejada, los accesos a La Pasiega y a Isla desde Beranga.
2-Mejoras Habrá alrededor de 100 millones de euros para ampliar comunicaciones entre valles, mejorar los miradores y mejorar vías obsoletas en núcleos rurales.
3-Mejoras de seguridad vial En este capítulo se integran partidas para pasos peatonales, semáforos y mejoras en cruces y tránsitos peatonales.
4-Reparaciones Habrá dinero cada año para la conservación rutinaria de las carreteras, puentes, etc, sobre todo de algunos firmes castigados por el clima o el tráfico pesado.
5-Vías municipales y despoblamiento Habrá discriminación positiva para los proyectos de los 39 núcleos en riesgo de despoblamiento que existen en la región.
6-Actuaciones puntuales Se recoge la ejecución de puentes como el de Carasa, el de Tudanca y el de Santa Lucía, además de mejorar el de Pedreña-Somo, entre otros.
Pero la falta de dinero, la desidia o las razones que hayan lastrado este proyecto hasta ahora no le restan importancia a la necesidad de acercar Suances a la autovía, como vienen reclamando históricamente los vecinos de la comarca del Besaya, hartos de las congestiones de tráfico que se producen todos los veranos en Barreda. De hecho, un estudio de la Universidad de Cantabria (UC) indica que se eliminarían 6.100 toneladas de CO2, equivalente a 2.000 vuelos Madrid-Tokio, si se construyera este puente.
Pase lo que pase, habrá que esperar a la próxima legislatura. Aunque la Consejería de Obras Públicas ya ha terminado todo el trabajo técnico y de elaboración del Plan, todavía queda por delante una farragosa etapa burocrática de permisos y autorizaciones –sobre todo ambientales– antes de que llegue al Parlamento. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el hemiciclo quedará paralizado en abril, por lo que será el próximo Ejecutivo el que deberá defender allí el documento con unas inversiones que superarán ampliamente los 400 millones de euros para los próximos ocho años.
José Luis Gochicoa
Consejero de Obras Públicas
Además del famoso puente, la Consejería intenta con el Plan resolver el tráfico intenso que soportan algunas travesías urbanas, provocando problemas de convivencia de los residentes en esos cascos urbanos. Algunas ya se encuentran en obras, como la carretera Viveda-Duález; otras han entrado en la fase de licitación, como la variante de Sarón; algunas están en la fase de redacción del proyecto, como la variante de Renedo; hay varias cuyos estudios técnicos comenzarán este mismo año, como la variante Corrales de Buelna-San Felices; y un puñado que, de momento, se encuentra en fases muy iniciales, como la variante de Mompía-Liencres.
Otro de los puntos fuertes del Plan será la mejora de las conexiones de los polígonos industriales y centros empresariales. Aquí destaca sobre todos los demás el de La Pasiega, el proyecto icónico de esta legislatura para el Gobierno PRC-PSOE y clave para el futuro del Puerto de Santander, inmerso actualmente en la fase de expropiaciones,
El Gobierno mantiene la previsión de que las máquinas empezarán a trabajar en la primera mitad de 2023 para levantar el centro logístico que sea referencia en el norte de España, con una estación ferroviaria intermodal incluida. Lo que recoge el Plan de Obras Públicas son las carreteras que permitirán a las empresas una entrada directa a las dos autovías que lo rodean a norte y sur, es decir, con la Ronda de la Bahía en Villaescusa y con la A-8 en Carandía. De momento, los nuevos viales sólo contarán con un sentido por carril, pero con capacidad para desdoblarlo en un futuro.
En ese mismo capítulo está incluida la conexión del Polígono de Morero con la Ronda de la Bahía, con el proyecto ya aprobado y las obras en licitación.
Las carreteras han sido una prioridad para los sucesivos gobiernos del PRC, desde que Miguel Ángel Revilla fuese el encargado de Obras Públicas del Ejecutivo de José Joaquín Martínez Sieso (PP) hasta cuando gobernó el bipartito PRC-PSOE, ya con José María Mazón, y ahora Gochicoa, al frente del departamento. De hecho, el actual presidente cántabro reconoce como un legado propio haber llevado las comunicaciones por carretera «hasta la última casa de Cantabria».
Con los números en la mano, el presupuesto de inversiones para carreteras autonómicas fue creciendo año tras año desde comienzos de este siglo hasta tocar su techo histórico en 2009, con 83 millones de euros. Una cifra a la que no se ha vuelto a llegar por la crisis y la pandemia.
Muchas de aquellas carreteras que se construyeron en los años dorados de la inversión necesitan ahora arreglos o ampliaciones urgentes. El nuevo Plan reserva el 25% del dinero, alrededor de 100 millones de euros, para estas obras. Especial atención recibirán los accesos a núcleos con comunicaciones deficientes, en los que se mejorarán las curvas, se ampliará su anchura y se instalará una nueva red de drenaje y medidas de seguridad. Es el caso de Pisueña (Selaya), La Alcomba (Ruesga), Somballe (Santiurde de Reinosa) y Seña (Limpias). También se mejorarán carreteras con elevado tráfico en zonas urbanas como las de Otañes-Santullán (Castro Urdiales), Hoznayo-Villaverde de Pontones y Laredo-Seña.
El nuevo Plan incluye el objetivo de conectar los valles transversalmente, un reto complicado de ejecutar por las dificultades orográficas pero muy reclamado por los vecinos para disminuir considerablemente los trayectos en coche. Es el caso de las vías entre Ramales y La Gándara de Soba; Entrambasmestas y Vega de Pas; Arredondo y Ramales; y Treceño con Puente El Arrudo.
Los puentes tienen su propio capítulo en el documento, donde se incluyen los de nueva ejecución, como el de Carasa –ya en trámite ambiental–, el de Tudanca y de Santa Lucía, en el Saja. A ellos hay que sumar la rehabilitación de puentes históricos y otros más recientes, como el de la ría Cubas entre Pedreña y Somo, donde se aprovechará para incluir pasos peatonales y ciclistas.
Además, para evitar que los municipios más pequeños queden relegados, el Plan hará una discriminación positiva con los 39 ayuntamientos en riesgo de despoblamiento que tiene la región, a los que dará prioridad en la ejecución de obras.
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