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El Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna quiere contar con la complicidad del Gobierno regional para encontrar las vías adecuadas en pos de mejorar la situación, mantenimiento y gestión de visitas del Parque de las Estelas de Barros. La consejera de Cultura, Turismo y ... Deportes, Eva Guillermina Fernández, aprovechó su visita a Los Corrales para comprobar el preocupante estado de ese parque, marcado por las humedades e incluso por los excrementos de palomas sobre las dos estelas que alberga, la de Barros, parte del escudo de la región, y la Fragmentada, recuperada de los muros de la ermita de la Rueda, también en Barros.
En su visita estuvo acompañada por el alcalde, Julio Arranz, quien ya en el Ayuntamiento le había trasladado la preocupación municipal por la situación en la que se encuentra ese edificio.
«Hacía muchos años que no visitaba las estelas, un elemento patrimonial muy importante, parte de nuestra identidad, un símbolo de Cantabria que merece una atención y dedicación que quizá hasta la fecha no ha tenido», dijo la consejera tras recorrer ese parque. «La situación del centro de interpretación de las estelas de Barros es algo que nos debe preocupar a todos, porque es patrimonio común y símbolo de la comunidad autónoma», afirmó.
Lo cierto es que Gobierno y Ayuntamiento tienen claro que la solución pasa también por el Obispado, que al poco de construirse el parque reclamó su propiedad por levantarse en terrenos eclesiales.
Unos por otros, la casa sin barrer. Las piedras hablan de una humedad que se extiende por paredes que empiezan a ser un jardín vertical, y se nota que el edificio se pasa buena parte del año cerrado a cal y canto, lejos de lo que debería ser su principal virtud: abrirse a las personas que quieren ver de cerca y entender mejor el más importante símbolo de Cantabria, la Estela de Barros o la Fragmentada, datadas en el inicio de la Era, como reza el informe realizado recientemente por los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos.
A lo largo de los casi 22 años de historia de ese parque ha habido de todo. En 2001 la Estela de Barros, hasta entonces a la intemperie junto a la antigua Nacional 611, se trasladó al nuevo edificio. El parque se cerró por primera vez a finales de 2011, para garantizar la seguridad de las dos estelas gigantes. Y en 2013 llegó la reclamación de propiedad del Obispado y el parque se cerró definitivamente.
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