Las pintadas afean el patrimonio monumental de Los Corrales

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Uno de los más afectados es el histórico palacio del Conde Mansilla de Los Corrales de Buelna, que encabeza el triste elenco de bienes del patrimonio cántabro atacados sin piedad por los aficionados a los grafitis. No es la primera vez que uno de sus laterales, el que da a la plaza a la que da nombre la familia, aparece pintarrajeado por personas que no respetan una de las joyas arquitectónicas más destacadas del conjunto barroco de la localidad. Por lo general ha sido la puerta de esa pared noroeste la afectada, pero ahora es una parte del muro el que presenta tres grandes grafitis.

Son pintadas que identifican por lo general a los autores, así que la Policía Local, como ya ha hecho en varias ocasiones, sigue de cerca a los posibles culpables. El concejal de Servicios Municipales, José Manuel Martínez, está tan cansado de esos ataques como los responsables del cuidado de esa casona del siglo XVII, hartos de limpiar las pintadas que los jóvenes hacen en lo que fue uno de los accesos al interior del edificio. Incluso en más de una ocasión han pedido la implicación del Ayuntamiento, como bien patrimonial que es (declarado Bien de Interés Local en 2001) y espejo del casco histórico barroco del municipio.

Puertas de los palacios del casco histórico, paredes de iglesias, monumentos históricos, edificios públicos y privados están siendo objeto de pintadas que no han dejado indiferente al equipo de gobierno. José Manuel Martínez ha advertido de que tanto a los autores de pintadas en los lugares públicos que disponen de cámaras de vigilancia como en los nuevos edificios de la plaza de la Constitución, se les notificará que se tiene conocimiento de los hechos y, en caso de tratarse de menores de edad, a sus padres.

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Para proteger ese patrimonio, entre otras cosas, quiere más cámaras de seguridad. No en vano no muy lejos está la calle de la Viña, un pasaje de ese casco histórico que desde que se adecentó con mobiliario e iluminación especial no hace más que sufrir a los vándalos. Tanto es así que se ha tenido que cambiar el sistema lumínico por uno más resistente a esos ataques.

La cuestión está ahora en saber a quién le toca limpiar muchos de esos desperfectos siendo patrimonio de interés general en manos privadas. Peor aún es el caso de la Cruz de los Caídos, porque no está del todo claro a quien compete la propiedad del monumento.