Secciones
Servicios
Destacamos
estrella vallejo
Martes, 30 de abril 2019, 10:37
Fátima Hacine-Bacha García lleva desde el jueves prácticamente sin dormir, y se la nota agotada. Es la madre de Santi Coca, el chaval donostiarra de 17 años fallecido el domingo tras recibir una brutal paliza cerca de una céntrica discoteca de San Sebastián. ... La muerte de un hijo nunca es fácil de encajar, y menos si además es consecuencia de una pelea por algo tan nimio como un paquete de tabaco, como parece que sucedió en este caso. En ese duelo, en el que esta mujer ha intentado buscar una explicación que dote de algún sentido a esta tragedia, se ha topado con una reacción «xenófoba» en las redes sociales cuando ha trascendido que entre sus agresores hay varios individuos de nacionalidad extranjera, rumana, marroquí y argelina. Mientras concede a este periódico esta entrevista, a apenas 200 metros de donde ella se encuentra, más de medio millar de personas, sobre todo jóvenes, se concentran en repulsa por los hechos que terminaron con la vida de Santi.
- Estos días están siendo muy complicados y, sin embargo, ha querido hacer un inciso para lanzar un mensaje a la sociedad. ¿Por qué?
- Lo que quiero es que la muerte de Santi tenga un sentido, que no sea un hecho que se reduzca a una respuesta de odio y de culpa, sino que se tome en serio para tomar cartas en el asunto a todos los niveles, empezando desde las familias y siguiendo por los políticos. Hay que dar muchísima importancia a la educación, pero también a trabajar de forma efectiva en la reinserción social para que esta gente no normalice el pasarse la vida entrando y saliendo de la cárcel, sino que pueda reinsertarse de verdad. Tampoco nos sirve de mucho estar señalando e insultando. Yo entiendo la rabia que tiene la gente. Al fin y al cabo somos seres humanos emocionales, que cuando nos sentimos impotentes, nos expresamos de esta manera, pero no son las formas de conseguir que cambien las cosas.
- ¿Qué fue lo que le hizo dar el paso de lanzar este mensaje?
- En el momento en el que me dijeron que Santi no podía donar los órganos, porque debían esperar a hacerle la autopsia que confirmara que había sido un homicidio e iban a pasar demasiadas horas para hacer la donación, empece a tener bastante confusión y necesitaba buscar un sentido a todo esto. Al mismo tiempo, no hacía más que recibir mensajes y vídeos del impacto que estaba teniendo la agresión. Al principio tampoco era muy consciente, porque estaba centrada en acompañar en casa a mi otro hijo, pero poco a poco me fui tomando conciencia de la dimensión que estaba cogiendo. En esa búsqueda de un sentido, me di cuenta de que por cómo era él tenía que hacer algo porque no le hubiera gustado cómo estaban transcurriendo los hechos y las reacciones que estaba habiendo.
- ¿Se refiere a los comentarios xenófobos?
- Sí, porque él era un chaval universal, amigo de todos, marroquíes, argelinos... Mi padre es argelino y tenemos familia allí. Hemos ido durante años a un orfanato a Marruecos y tiene una conciencia social al igual que su hermano, que es lo que les hemos inculcado tanto el padre como yo. Por eso, a él le hubiera gustado que estas reacciones tan xenófobas no hubieran surgido.
- ¿Considera que se ha puesto más en la diana la nacionalidad de los detenidos, que los hechos en sí mismos?
- Lo que creo es que hay que frenar el odio y estar tranquilos, porque el odio solo llama al odio. Hay que tener un momento de reflexión y de respeto y entender que si estos chavales no han recibido unos valores y no han tenido una familia, presentan muchas deficiencias. Tienen ese odio también porque de alguna manera se comparan y ven que otros chavales de aquí sí que han recibido un arropamiento. Antes los chavales se peleaban y ya está, y se iban con una hinchazón en la cara y punto, pero ahora es más extremo porque ellos también han vivido esa extremidad y no han recibido lo que hemos recibido aquí.
- Por tanto, usted quiere que solo se hable de que los detenidos que protagonizaron la pelea que acabó con la vida de su hijo son unos jóvenes que tienen entre 18 y 25 años.
- Sí, es importante ver qué tipo de chavales son. Si vienen de fuera, han pasado solos su adolescencia, viven en casas de acogida... terminan bastante perdidos. Estos chavales no pueden dar lo que no tienen, y si no han recibido educación, valores claros, o los tuvieron pero los han perdido porque aquí se están buscando la vida, hay que entender que no tiene que ser fácil para ellos.
- Ha comentado que es hija de argelino. ¿Cree que eso le ayuda a mantener la perspectiva y no generalizar aun cuando vive una situación tan dramática?
- Por supuesto. Me ha ayudado mucho, porque yo también tengo interiorizados valores de distintas culturas y esto sí que me da una visión más amplia para no generalizar ni meter en el mismo saco a todas las personas. Es absurdo, porque lo único que hace es generar más odio.
- Sorprende tanta entereza en momentos tan duros.
- Como he dicho, en esa búsqueda del sentido de lo que estaba sucediendo y el impacto social que estaba teniendo me ha agitado por dentro el hecho de darme cuenta de que esto no puede quedar como una pelea en la que ha fallecido o han matado a Santi, sino que tiene que servir para algo. El domingo en el hospital, incluso antes de fallecer, yo ya estaba dándole vueltas a esto. Necesitaba buscarle un sentido a toda esta tragedia.
- Y el resto de la familia, principalmente, el hermano mayor que presenció los hechos, ¿lo llevan con la misma fuerza?
- Yo estoy hablando en nombre de toda la familia, tanto la del padre, como la mía. Iker es muy cabal. Además es un chico que también tiene mucha conciencia social y muy crítico si se manipula o tergiversan estas cuestiones.
- ¿Qué mensaje le gustaría que calase en la sociedad?
- Por un lado, que la forma de actuar esté determinada por la paz y la tranquilidad, y por otro, que quede claro qué queremos cambiar para mejorar en la educación para que esto no vuelva a ocurrir. Les diría a los chavales jóvenes que cuando salgan por la noche y vean situaciones violentas, peleas, que no entren a trapo, que pasen de largo y que no contribuyan a avivar el incendio. No quiero que pase más. Esto se lo he dicho a sus amigos.
- ¿Cómo le gustaría que le recordaran a Santi?
- Tenía muchos amigos y muchas amigas, he estado mucho con ellos y son fabulosos. Me gustaría que le recordaran como era: buen chaval, vivo, cariñoso y muy empático.
- ¿Qué les diría a los agresores?
- Creo que es de justicia que los que han protagonizado este horror tengan su castigo y sus consecuencias, por supuesto. Tiene que haber un equilibrio y tienen que tener una condena, claro que sí.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.