Santillana del Mar retomará el proyecto para asegurar San Telmo

Y eso pasa por empezar hablando con los dueños de esta finca privada. Esta semana, el concejal de Fomento del Ayuntamiento de Santillana, Rafael Oceja, aseguraba que se van a retomar las conversaciones con los propietarios del terreno perteneciente a la ensenada de la playa de Santa Justa para tomar medidas encaminadas especialmente a evitar el peligro para las personas que pasean por la zona. El edil recordó asimismo que hace poco más de tres años se encargó un estudio, tras el derrumbe parcial de una de las dos paredes que se conservan. En concreto, dicho derrumbe se produjo a finales de 2020 y dos años más tarde, varios grupos de conservacionistas como Ecologistas en Acción o Hispania Nostra instaron a que se tomaran soluciones. En la práctica, estas nunca llegaron.

«Este nuevo equipo de gobierno se va a poner en marcha para hablar con los propietarios y acotarlo para que no pase algo mientras se toman soluciones», explica el edil, satisfecho con la buena predisposición que, dice, han demostrado los propietarios, con quienes ya hubo contactos anteriormente. «Para ellos, también es un problema», expone.

¿Y cómo se van a realizar estas labores? Ese es el otro quid de la cuestión. El Ayuntamiento está estudiando la mejor forma de actuar sobre el emblema medieval. Este, aunque no se encuentra bajo el paraguas de ninguna figura de protección de la Consejería de Cultura -es un Bien de Interés Local-, «es una zona muy bonita y transitada, enmarcada en la Costa Quebrada, y en torno a la cual se pretenden acondicionar sendas», como subraya el concejal de Fomento.

No es un debate nuevo. El equipo de gobierno municipal anterior ya intentó abordar este tema anteriormente, como revela un informe encargado por el Consistorio entonces. En él, se deja claro que en la actualidad se conservan dos muros no muy gruesos, en concreto de entorno a setenta centímetros en base y menos de cincuenta en cumbre.

Asimismo, y al margen de plantear y realizar la intervención en el torreón, en el documento se propuso garantizar la protección futura con un programa de conservación preventiva y con vigilancia periódica. Para ello, opinaron los expertos, sería necesario «realizar un control exhaustivo del correcto estado de conservación de la estructura, de los factores de riesgo de deterioro y de las medidas de actuación en caso de emergencias». Por ello, se plantea establecer unas visitas periódicas para determinar la situación del bien y si fuese necesario, las medidas correctoras.

Una de las acciones concretas sugeridas en ese estudio es la de reforzar las cumbres de los muros, por ser zonas especialmente expuestas y con mayor riesgo de desprendimiento. Consolidada la estructura, sería el momento de llevar a cabo la restauración estética, eliminando las pintadas y grafitis que cubren la zona inferior de los muros internos del frontón y reconstruyendo la parte de pared del muro derruida en 2020. En ese mismo informe se avisó ya entonces de que la estructura está al borde del colapso y la desaparición.