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Federico Crespo llenó el salón de plenos, pasillos del Ayuntamiento y el exterior. Nacho Cavia
El tesoro de San Felices

El tesoro de San Felices

Cerca de 200 personas se dieron cita para escuchar las explicaciones de Federico Crespo, autor del libro sobre el gran robo de 1797

Nacho Cavia

Los Corrales de Buelna

Jueves, 27 de junio 2019, 07:59

El adelanto de la historia había causado expectación. Un robo que tuvo lugar en el año 1797 en el que los ladrones se llevaron un gran botín que a día de hoy no ha sido recuperado y que podría estar enterrado en cualquier parte, quizá en el pueblo de Mata, en San Felices, donde tuvieron lugar los hechos que Federico Crespo ha recopilado en su último libro ('El gran robo de 1797 y otras historias de San Felices de Buelna'), el sexto ya sobre personajes y acontecimientos del municipio.

Este fin de semana se había citado a los interesados a la presentación del libro y la asistencia fue tan alta que el Ayuntamiento tuvo que habilitar megafonía para aquellas personas que no pudieron acceder al salón de actos, donde tuvo lugar el acto. Incluso se sacaron altavoces a la calle, para que nadie se perdiera las palabras del autor. Si a eso se suma que cada uno de los asistentes se iba a ir con un ejemplar debajo del brazo firmado por el autor, mucho mejor.

Y por si alguno no pudo asistir, el Consistorio ha editado un millar de libros para regalar a cuantos interesados se pasen por la Casa Consistorial (Rivero) de nueve de la mañana a doce del mediodía.

De 234 onzas de oro sólo se recuperaron seis manchadas de barro, quizá enterradas como el resto del botín

Federico Crespo resumió que la historia del robo comenzó en 1736, cuando un joven cántabro de 14 años emigraba a Cádiz para salir de una difícil situación, demostrando que estaba tocado por la fortuna, porque en poco tiempo Basilio Fernández Cavadas, que así se llamaba, había amasado grandes riquezas que terminó trayéndose a Cantabria a los pocos años. Tanto es así, que solo en San Felices de Buelna tenía más de un centenar de fincas, a parte de una incontable fortuna en metálico o inmuebles entre los que se encontraba una casa solariega levantada en el pueblo de Mata que, a la postre, fue el escenario del gran robo.

En su larga estancia en Mata tuvo un criado que también es parte de la historia. Fue uno de los cinco malhechores que, trabuco en mano, atracaron su casa cuando Basilio Fernández ya contaba con 75 años, en 1797. El que fue empleado de la casa sabía de las riquezas que acumulaba el patrón y tras su despido empezó a maquinar la traición.

En la casona estaban el dueño y una sirvienta. Ninguno se enteró de nada hasta que se encontraron frente con frente con cinco individuos tiznados de arriba abajo. Mientras uno de los bandidos encañonaba a los dos atemorizados habitantes de la casa, el resto se fue directamente a la bodega. En ella encontraron 234 onzas de oro, una fortuna suficiente para que los cinco dieran por bueno el robo. Tras una larga investigación se logró detener a los cinco. Lo que no se recuperó fue el botín, a excepción de seis monedas de oro. Estaban manchadas de barro, lo que invitaba a pensar que los ladrones habían enterrado su botín en algún lugar aun desconocido.

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