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Sin alharacas ni fiestas a la vista, los valles centrales de Cantabria viven con esperanza la relajación del confinamiento, tras más de mes y medio sin haberse registrado ningún fallecido por coronavirus, con un nivel de contagios prácticamente a cero y con apenas una ... treintena de personas en seguimiento domiciliario. Aun así, desde el centro de salud de Los Corrales de Buelna invitan a no bajar la guardia en una comarca en la que han fallecido cuatro personas hasta ahora.
Una comarca de contrastes: al norte, Los Corrales, Cartes o San Felices mirando a una industria que se va desperezando lentamente siguiendo la pauta marcada por empresas como Nissan, Trefilerías Quijano o Hitachi, escalonando la llegada y salida de trabajadores y pautando la adopción de las medidas de higiene necesarias. Al sur, los valles de Cieza, Iguña y Anievas aguantando el tirón desde el sector primario y esperando que el aislamiento suponga un antes y un después para la España rural. Un aislamiento que les ha permitido salvar la pandemia con un mínimo de contagios registrados.
En la ribera del Besaya se abren tres grandes residencias, las Anjanas, en Los Corrales, Ballesol en San Felices y la de Madernia, en Molledo, las tres cerradas a cal y canto al virus: ningún positivo ni de residentes ni de trabajadores, algo que tranquiliza a las casi tres centenas de familias con mayores en esos centros. La de Las Caldas, Cadmasa, fue al comienzo de la alerta sanitaria un foco de infección, pero se ha controlado y en las últimas semanas no se ha detectado ningún caso nuevo. La puesta a disposición del personal del antiguo colegio de San Felices tuvo mucho que ver en esa victoria.
Un paseo por Los Corrales, por Cartes, deja claro que las franjas horarias se cumplen más o menos en un ambiente, desde luego, ya más distendido, con comercios abiertos, terrazas llenas y servicios que van retomando la normalidad. Policía Local y Guardia Civil controlan la situación, recordando que el confinamiento total se cumplió en gran medida. Algo a lo que ayudaron las cerca de un centenar de sanciones diligenciadas.
En Los Corrales se abrían el lunes 11 de mayo las instalaciones deportivas en las franjas horarias establecidas y la asistencia de aficionados y profesionales no se hizo esperar. Más lenta ha sido la preparación de la apertura de la biblioteca municipal, el 18 de mayo.
Los Corrales y Cartes promovieron el regreso de los puestos ambulantes a sus grandes mercados semanales. En Los Corrales fue el pasado miércoles. Se instalaron sólo los puestos de alimentación con una zona perimetrada, estableciendo una única entrada y salida para que los clientes sigan un mismo sentido y no se crucen entre ellos. Cartes anunciaba esta semana que uno de los mercados ambulantes más grandes de Cantabria reabrirá con todas las garantías el domingo 24.
El comercio ha abierto sus puertas de forma mayoritaria tras un panorama de casi dos meses de persianas cerradas que «será lo que veamos en el futuro si no apostamos por el comercio más cercano ahora que podemos salir a la calle», advierte un sector maltrecho.
En esa preocupación por el futuro los trabajadores de las muchas empresas de la comarca tampoco las tienen todas consigo, la gran mayoría inmersos en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo que han afectado al motor de la comarca, Nissan o Hitachi. En eso también es una comarca de contrastes. Otras empresas trabajan a todo rendimiento mientras tienen tiempo para ser solidarias, caso de la láctea Andros, en La Serna de Iguña. La elaboración de productos de alimentación no está reñida con su labor de esterilización de las miles de mascarillas que se han confeccionado en las casas de toda la comarca central.
La solidaridad, con más de un centenar de máquinas de coser coordinadas desde el Consistorio y la colaboración en la esterilización de mascarillas de profesionales y empresas, ha permitido poner en marcha en Los Corrales un plan de reparto casa por casa que ha supuesto la entrega de más de 20.000 mascarillas a domicilio. Desde Cartes a Bárcena, todos los municipios han contado con ese ejército de voluntarios haciendo mascarillas, pantallas, batas y entregándolas allá donde hacía falta.
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