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Para ir de Viveda (Santillana del Mar) hasta Torrelavega, lo mejor es tomar la CA-131 y después la rotonda con salida hacia Barreda, siguiendo ... la chimenea de Solvay. Luego, uno llega a la avenida que da nombre a esta factoría, entre Polanco y la localidad torrelaveguense, muchas veces sin más remedio que quedarse atascado con otros miles de conductores, sobre todo si es temprano por la mañana o a primeras horas de la tarde. Cada día son unos 20.000 coches los que pasan por aquí, según un estudio de la Universidad de Cantabria encargado por el Ayuntamiento de Torrelavega. Pero si vuelven al punto de partida, pueden ser testigos de la gran receta que se ha construido para lograr que ese flujo disminuya.
El paisaje ha cambiado drásticamente aquí en los últimos meses con la ejecución de la carretera entre Viveda y Duález por ocho millones de euros a cargo del Gobierno de Cantabria. Aquí, a caballo entre el barrio La Barca y el que da nombre a la localidad, frente a una pequeña granja de gallinas, un hotel de tres estrellas y una zona residencial pegada a la carretera autonómica, los obreros desmontan estos días el armazón que venía sosteniendo de manera provisional el nuevo puente de acceso a este vial, que se abre paso de forma imparable hasta Duález. Lo hace por una zona rural en la que hasta ahora no había nada más que caseríos, huertas, árboles, sendas y una carretera sin asfaltar que ha servido de alternativa a vecinos de la zona o a los más hartos de la Avenida de Solvay.
La nueva carretera Viveda-Duález viene a dar respuesta a esos mismos vecinos, pero esta vez con toneladas de hormigón a lo largo de más de dos kilómetros. Su calzada, la acera o el carril bici que discurrirá paralelo al nuevo trazado van tomando forma entre ambas localidades. Lo que antes era una zona tranquila y de tránsito casi exclusivo para estos residentes de Santillana y Torrelavega, está llamado a ser uno de los itinerarios más usados de la comarca del Besaya a partir de finales de este verano, fecha estimada para la finalización de las obras, según la Consejería de Fomento. Mientras ese día llega, El Diario Montañés accede al corazón de estas tareas ejecutadas por SIEC y repasa el nuevo itinerario entre Viveda y Duález.
Haciendo el recorrido en ese orden, lo primero con lo que uno se encuentra es precisamente ese gran puente que ilustra la fotografía principal del artículo. Sobre él, varias tuberías de plástico colocadas en un costado del paso elevado esperan a canalizar los servicios básicos el día de mañana, mientras los operarios desencofran la estructura. Hoy, a veinte metros de aquí, un cartel guía a los conductores que quieren ir a Torrelavega en dirección al complejo de Solvay; dentro de unos meses, uno nuevo señalizará un giro a la derecha en dirección a este puente, ya terminado tras cerca de un año de trabajos.
Esa es otra. La construcción de esta carretera comenzó en septiembre de 2022 y va camino ya de alargarse durante dos años y medio, con previsión de superar en un año el plazo fijado en tiempos de José Luis Gochicoa en la Consejería. «Obra de legislatura», le felicitó el entonces consejero de Industria, Javier López Marcano, en un acto de multitudes al que fueron invitados representantes vecinales, en señal del compromiso que se viene a cumplir con este proyecto.
De lleno en el meollo de la obra, la actividad se dispara en la frontera entre Viveda y Riaño, en los futuros arcenes, muros y sujeciones que soportarán esta gran carretera, que tendrá dos carriles de 3,5 metros de ancho cada uno. Estamos en la segunda foto del artículo, frente a decenas de trabajadores y las palas de las excavadoras moviendo tierra de manera constante. Mirando en la otra dirección, esas mismas palas toparon por sorpresa con un obstáculo importante prácticamente al año de empezar la obra: los terrenos contaminados de Sniace. Estos residuos, ya intervenidos y tapados con una larga lona negra en un costado de la carretera, obligaron a modificar el proyecto y a encarecer el presupuesto en un 38%, hasta los ocho millones fijados hoy.
El 'velo negro' que tapa el legado de residuos de la histórica factoría se extiende por ese lateral de Riaño y Duález hasta prácticamente la antigua fábrica de Lilion. Aquí, en un punto mucho más transitado como el entorno del complejo polideportivo Óscar Freire, los peatones se las apañan para caminar por las aceras a medio hacer, mientras los vehículos estrenan la nueva rotonda y toda esta zona en plena transición. Desde esa glorieta, la Consejería prolongará esta carretera con un nuevo vial de 1,2 kilómetros hasta Ganzo, por otros cinco millones, 15 meses de obras y el reto de seguir mejorando la movilidad rodada en la zona. La obra se licitará «a finales de año», según Fomento.
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