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La imagen de la Carrera Solidaria contra el Cáncer de Mama que se ha celebrado este sábado en Santa Cruz de Bezana es de color rosa y tiene muchos nombres: Olivia, Marialena, Sagrario, María José, Sonia... Puede que tenga su nombre o el de su ... madre, su prima, su hermana o su sobrina. Y puede que el rosa no represente el cáncer para las dos mil personas que han participado en la décimo séptima edición de esta carrera solidaria, cuyo objetivo es recaudar fondos para la Asociación de Ayuda a las Mujeres con Cáncer de Mama (Amuccam).
Quizá haya quien sienta que esta enfermedad es verde, amarilla o azul. Da igual, porque lo importante es el mensaje colectivo que se ha lanzado a las mujeres en Santa Cruz de Bezana; «que vayan al médico porque es fundamental la detección precoz»; «que se autoexploren», insistía la presidenta del colectivo, Antonia Gimón, con la camiseta rosa, detrás de una mesa repleta de más camisetas; de lazos y de dorsales, minutos antes de la salida. «No me preguntes cuánta gente ha venido porque aún no lo sé».
No había tenido tiempo de averiguarlo. Bezana le ha dicho a las mujeres que padecen esta enfermedad que no están solas, que tienen una marea de personas apoyando la causa y reclamando más investigación, «porque nunca es suficiente», expresaba María José Buergo, docente del ciclo de peluquería del IES Zapatón de Torrelavega. La profesora se ha llevado las tijeras y la crema de manos para apoyar con la causa y dar masajes o cortar el pelo por un módico precio. Ella y todas sus compañeras.
Entre tantas mujeres estaba Carmen Lobo, de Santander, con su marido Víctor Gómez y su hija, que se acababa de cortar el pelo. «Es una causa solidaria que hay que poner en valor», apuntaba el padre. Desde Boo de Piélagos llegaba Juana Arce, peluquera también, pero esta vez era a ella a quien le estaban peinando. «Mi padre falleció de cáncer de estómago y mi abuelo de garganta, así que tengo todas las papeletas». Por delante de la peluquería improvisada en la pista junto al Ayuntamiento de Bezana pasaba Ana Jara, acompañada de Maya Jara y Laura Gómez. La primera se emocionaba. «Mi mensaje es que hay esperanza, porque yo lo he pasado y estoy aquí». Un empujón de ilusión.
Faltaban diez minutos para las cinco y media, hora prevista de salida. La música a todo trapo, el presentador en el escenario, la mitad del público haciendo los ejercicios del calentamiento guiado y la otra mitad mirando, calentando, deseando salir. Entre los asistentes, la consejera de Inclusión Social, Begoña Gómez del Río, quien recalcó tres palabras: «cáncer de mama», «porque no hay que tener miedo a decirlo», ha expresado. A su lado, la alcaldesa, Carmen Pérez Tejedor, insistía en la importancia de detectarlo a tiempo, «de autoexplorarse». ¿Y la participación? «Ya lo ves, la plaza está llena». Era medio reivindicación medio fiesta. Iba llegando el momento. Los participantes se apelotonaban en meta. Más de cuatro mil y pico brazos rosas. Empezó la cuenta atrás y el camino hacia delante de una ola de esperanza.
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