Uno de los grafiteros pillado 'in fraganti' en Bezana se enfrenta a 6.000 euros de multa

«No se tratan de sanciones arbitrarias, ni de escarmientos. Estas multas sirven para evitar que este tipo de conductas antisociales en el municipio salgan gratis a los autores y que, así, poco a poco, vayamos controlando el vandalismo, la otra pandemia en esta sociedad», explicó el alcalde, Alberto García Onandía, que se mostró contundente en su rechazo a que este tipo de acciones se sigan produciendo en el municipio.

Y es que, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana aspira a convertirse en un municipio libre de actos vandálicos y, por eso, sigue estrechando el cerco contra sus responsables. Una labor compleja que precisa, de manera ineludible, de la colaboración ciudadana.

Precisamente gracias a que fueron los propios vecinos los que advirtieron de la presencia de grafiteros en el momento preciso, agentes de la Policía Local cogieron 'in fraganti' a los cuatro jóvenes que, además de la sanción que estime el expediente –ahora en tramitación–, tendrán que hacerse cargo de los gastos derivados de la limpieza de sus pintadas en distintos lugares públicos. Un desembolso económico añadido a la sanción que, según advirtió Onandía, será «bastante cuantioso», pero está por determinar.

Los grafiteros habían llenado de firmas rincones cuidados como el mural de la vida marina que realizó para el Ayuntamiento la artista Marina Casaos o incluso de «dibujos fálicos» lugares tan inapropiados como el colegio María Torner. También el IESLa Marina fue objeto de sus pintadas y distinto mobiliario urbano de rincones naturales como San Juan de la Canal.

«La única manera que tenemos de dar con los autores es cogerles 'in fraganti' y, en este caso, tenemos que dar las gracias a los ciudadanos, que también están hartos de estos comportamientos, que suponen, además, un gasto a las arcas municipales», matizó el regidor.

Los tres menores de edad que fueron identificados por la Policía Local se enfrentan a una sanción y al desembolso de los gastos derivados de la limpieza y reparación de estos espacios dañados. La media de sanción, por cada pintada, asciende a unos 300 euros, según apostilló García Onandía. Sin embargo, al no tener más de dieciocho años, deberán ser sus progenitores quienes respondan por ellos o, en su defecto, ser ellos mismos, una vez obtengan la mayoría de edad, los que asuman las consecuencias. «No prescribe, por lo que es importante que entiendan que lo que hagan hoy tiene su repercusión mañana», aseguró el alcalde.

La normativa municipal establece dos tipos de sanciones para este tipo de acciones: leves o graves. En el primer caso, se puede interponer una multa de cero a 300 euros y, en el segundo, de 300 a 1.000 euros. Todo dependerá del número de pintadas realizadas, de las dimensiones de las mismas y del lugar en el que se hayan realizado.

Sin embargo, la idea del alcalde es «modificar la ordenanza actual» para «endurecer las cuantías» que se pueden imponer por los grafitis. También tiene previsto instalar un sistema de videovigilancia en distintos núcleos urbanos.

Hace varios meses, el Consistorio inició una campaña para decorar distintos puntos del municipio con murales educativos e interactivos, a cargo de diferentes artistas de la región. El objetivo, además de «sacar la cultura, la ciencia o el arte a la calle, también era evitar que esas paredes fuesen estropeadas con grafitis y garabatos». A pesar de ello, añadió el primer edil, algunos de estos murales han sido atacados por «estos vándalos».