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David García prueba el elevador instalado este mes de julio en la piscina municipal descubierta de Bezana. S. I.
Una mirada a la accesibilidad en las piscinas de Bezana

Una mirada a la accesibilidad en las piscinas de Bezana

El Ayuntamiento ha instalado un elevador para favorecer la entrada al agua de las personas con movilidad reducida y tiene prevista la reforma de los vestuarios

Domingo, 28 de julio 2024, 02:00

Las piscinas municipales de Santa Cruz de Bezana cuentan desde este verano con un elevador que facilita la entrada en el agua a aquellas personas con movilidad reducida. Un gesto, más que una actuación -ha supuesto 8.350 euros-, que redunda en la mejora de la accesibilidad y favorece el uso y acceso universal de instalaciones municipales que han tenido pendiente una mirada real a la inclusión.

David García, vecino de Bezana desde hace siete años, sabe mejor que nadie que a cualquiera le puede cambiar la vida en cuestión de un instante. A él le ocurrió hace doce años, en un viaje de amigos a Ibiza. Tenía por aquel entonces 31 años. Lo que iba a ser una zambullida más, un momento de diversión como cualquier otro, terminó siendo un revés del destino. Saltó de cabeza desde 4,2 metros de altura y el impacto contra el agua le causó una lesión cervical que afectó a la C5 y C6. Diagnóstico: tetraplejia. No volvería a caminar. Ni siquiera podría levantarse de la cama, según lo que le dijeron los médicos.

«Lo más duro fue mi familia. Yo lo asumí desde el primer momento: pensé que o tiraba para adelante o les hundía», rememora el hombre, que aunque hace gala de una poderosa actitud cuando afirma que «hay cosas peores en la vida», no olvida la odisea que fue pasar de una cama, a una silla de ruedas y poder hoy en día hacer «de todo». Cocinar e incluso conducir. Y en su relato, no olvida el agradecimiento a un doctor, el mayor experto de cirugía de la mano que ha dado Cantabria, Francisco del Piñal. Él le operó de una transposición tendinosa que le permitió, con mucha rehabilitación que vino después, recuperar la movilidad de ambas manos y hoy ser lo más autónomo posible. David García es uno de los muchos éxitos que ha logrado este afamado cirujano cántabro.

La historia de David es la de un vecino cualquiera que necesita simplemente de pequeños gestos para poder hacer uso de instalaciones públicas. Él ha sido de los primeros usuarios de la piscina descubierta en estrenar el elevador y ya ha advertido que pese a la reforma llevada a cabo en las instalaciones echa en falta unos baños adaptados o cuestiona que, si se pretendía mirar hacia la accesibilidad, se contemplara un bordillo alrededor del césped. «Pero en general, el municipio está bastante bien. No me quejo. Puedo ir con bastante facilidad por la calle, aunque siempre hay algún bache o desnivel que aparece», asegura el hombre, que reconoce que la verdadera asignatura pendiente en materia de inclusión sigue siendo la «sensibilidad» de la sociedad. «Sillas de ruedas ha habido toda la vida, pero a mí todavía se me quedan mirando por la calle. O cuchichean al pasar. A mí no me importa. No pierdo el tiempo. Pero igual hay otras personas que, por estar en una situación diferente a los demás, sí les afecta», lamenta García.

En este sentido, la alcaldesa de Santa Cruz de Bezana, Carmen Pérez (PP), aseguró que su equipo de gobierno recepcionó la obra de la reforma de la piscina municipal este año, en base al proyecto que diseñó y adjudicó el anterior Gobierno local, que «no atendió a cuestiones de accesibilidad». Por eso, la regidora indicó que «lo que hemos hecho nosotros es llevar a cabo pequeñas acciones, como la colocación de este elevador o de una rampa provisional para que las personas con movilidad reducida puedan acceder al césped este verano». Sin embargo, puntualizó, «ya se está trabajando en un proyecto para reformar los vestuarios y adaptarlos para que todos los usuarios puedan hacer uso de los mismos».

En materia de accesibilidad, Pérez también adelantó que el municipio será objeto de una serie de mejoras con actuaciones que ya se están perfilando para la eliminación de barreras arquitectónicas en las calles Murillo o Cervantes y en la avenida Libertad, donde también se contempla que las plazas de aparcamiento para la movilidad reducida «se adapten a la normativa actual».

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