La planta de compostaje de biorresiduos de Bezana trata ya más de 170 toneladas

El primer lote de compost maduro se obtuvo en octubre de 2022 y se analizó de acuerdo a los criterios establecidos en el Real Decreto 506/2013, de 28 de junio, sobre productos fertilizantes, lo que determina una clasificación en tres clases en orden descendente de calidad.

Así lo explicó el consejero de Desarrollo Rural, Guillermo Blanco, durante la visita que realizó a las instalaciones y en donde destacó la importancia que tiene esta planta para contribuir a la conservación y protección del medio ambiente. Blanco estuvo acompañado por el director de la empresa pública MARE, José María Díaz; la directora general de Desarrollo Rural, Marisa Pascual; el director del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA), Agustín Ibáñez, y el alcalde de Santa Cruz de Bezana, Alberto García.

Los resultados determinaron que el producto obtenido en este primer lote es de elevada calidad y está maduro para su distribución y uso, mientras que el segundo lote está en proceso de maduración en meseta y se prevé que la toma de muestras esté lista para el próximo mes de febrero.

La empresa pública MARE, dependiente de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, ha establecido como responsable de la planta un procedimiento para la salida del producto, en el que se plantea su distribución, con una cesión gratuita, ayuntamientos y organismos públicos que dispongan de autorización vigente de uso de la Red de Puntos Limpios de Cantabria, previa solicitud expresa, y debiendo justificarse su uso en parques, jardines, conservación de zonas verdes o restauración de áreas degradadas.

La distribución se llevará a cabo a través de sacos tipo big-bag de un metro cúbico, con una cantidad máxima por entrega de cinco metros cúbicos, en cumplimiento de las expectativas iniciales, estimándose que podrán ser distribuidas sobre 600 unidades de big-bag de forma anual.

Blanco ha destacado la importancia que tiene esta planta de compostaje para seguir contribuyendo a la conservación y protección del medio ambiente desde la concienciación ciudadana y la implicación de todos de aportar «nuestro granito de arena con un gesto tan sencillo como es reciclar».

«El reciclaje se ha convertido en un hábito que nos sirve para proteger y asegurar el futuro de nuestra región y, por lo tanto, de nuestro planeta», ha subrayado el titular de Medio Ambiente del Ejecutivo cántabro, quien ha puesto hincapié en el reto que «tenemos todos» de seguir minimizando la generación de residuos y favorecer su recuperación.

Asimismo, ha puesto en valor la creciente conciencia ambiental de los cántabros en los últimos años y la importancia de la red de puntos limpios del Gobierno de Cantabria como una herramienta «esencial» que contribuye a lograr la integración plena de la región en un modelo de economía circular para poder alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea para reducir un 70% los objetos de un solo uso para 2030 y aumentar la tasa de reciclaje urbano.

En el caso del punto limpio de Santa Cruz de Bezana, donde se ubica la primera planta de compostaje de biorresiduos de Cantabria, Blanco ha destacado su buena acogida desde que se puso en marcha en 2021 para que los vecinos cumplan con la responsabilidad personal de cuidar el medio natural, con un consumo racional de materias primas y energía y el reciclaje de la economía circular.

Por su parte, el alcalde de Santa Cruz de Bezana, se ha sumado a la satisfacción del consejero por el buen funcionamiento que está teniendo la planta porque, además de dar respuesta a una necesidad histórica del municipio, ofrece nuevas soluciones a un problema importante, como es el elevado porcentaje de residuos procedentes de las podas que se generan en el municipio.

«Esta opción permite dar un uso eficiente a este tipo de materiales, apostando por la economía circular, reduciendo el consumo y el desperdicio, a la vez que convertimos residuos en materia prima, que retorna al ciudadano para su uso particular», ha señalado García, quien ha asegurado que este nuevo sistema de recogida ha mejorado la selección en los puntos de recogida del municipio.

La planta de compostaje de Bezana forma parte de un proyecto piloto implementado por MARE en materia de tratamiento biológico de biorresiduos compostaje a una escala local con el de cumplir con el Plan de Residuos de Cantabria 2017-2023 en lo referente a la priorización y fomento de la recogida selectiva de biorresiduos para la obtención mediante compostaje de un compost de calidad y a los modelos de gestión relacionados con las podas y siegas mediante una red de instalaciones comarcales para depositar residuos de origen doméstico, además de reforzar y promover el fomento del autocompostaje en aquellos lugares donde es fácilmente practicable.

El proceso de compostaje comienza con una fase de pretratamiento a la entrada de la planta con una báscula de pesaje para llevar un registro de pesajes, tanto de material tratado como de producto obtenido, realizando una labor de separación y clasificación de los residuos entrantes, clasificando los residuos leñosos de los no leñosos.

En esta fase se va a triturar el material a compostar hasta adquirir un tamaño acorde al que se quiere introducir en las pilas de compostaje mediante una bio-trituradora, distribuyendo parte del material triturado obtenido como estructurante en la red de puntos limpios.

A continuación, se inicia una fase de fermentación mediante la gestión de los materiales en pila con aireación, cubriendo las pilas con mallas o lonas semipermeables, con controles semanales de temperatura, humedad y dióxido de carbono.

El proceso continúa con una fase de maduración del compost, en la que la maduración se realiza en mesetas, con una pila de mayores dimensiones y forma trapezoidal y una duración de diseño aproximada de 16 semanas, más otras 8 semanas adicionales de maduración, por lo que se tardarían unos 6 meses en obtener un compost madurado desde la entrada del biorresiduo en la instalación.

La fase final, dependiendo del uso que se le pretenda dar al producto final, incluye una fase de cribado final para recuperar material estructurante y obtener un compost de una granulometría homogénea.