
El Ayuntamiento pedirá más seguridad en la carretera que une Revilla con Camargo
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El municipio trasladará al Gobierno la reclamación de la Junta Vecinal y los residentes de la pedanía para añadir un paso de peatones en la CA-240Secciones
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El municipio trasladará al Gobierno la reclamación de la Junta Vecinal y los residentes de la pedanía para añadir un paso de peatones en la CA-240«Hay días que puedo estar esperando, tranquilamente, quince minutos para cruzar la carretera». Para ir a la farmacia, para sacar dinero en el banco o para hacer una visita a su hija Pili, que ahora dirige la empresa familiar, Santiago Pereda se tiene que detener todos los días en el arcén de la CA-240, carretera que une Revilla con Camargo, con el mismo ruego en la cabeza: «Necesitamos un paso de cebra ya, unos badenes...». Cruzar la calzada pasados cien metros de la rotonda hacia el pueblo de Camargo es, para él y otros residentes -muchos mayores- una odisea que los obliga a «esperar eternamente», o bien «caminar por el arcén», muy cerca de los coches que circulan, a una velocidad importante, por la vía autonómica: «A muy poca distancia».
Para evitar que este peligro se prolongue, el Ayuntamiento trasladará una petición al Gobierno de Cantabria con la intención de que el Ejecutivo considere esta situación y, sobre todo, mejore la seguridad de los peatones de esta zona. Con ello, y poniendo como «principal prioridad» la integridad de los viandantes y de los conductores, el concejal de Servicios, Jesús María Amigo, se propone que el Gobierno «estudie este tema y valore qué opciones se pueden contemplar». De momento, la misiva del Consistorio ni siquiera ha llegado a las puertas de Peña Herbosa, de modo que la solución concreta -un badén, un paso de peatones u quizá otra medida, si la hubiera- está aún por determinar.
El movimiento del equipo de gobierno sigue a la petición inicial de hace unas semanas por parte de la Junta Vecinal de Revilla, dirigida por Raquel Cuerno (PP), a quien desde hace tiempo muchos de estos residentes venían trasladando la necesidad de esta intervención. Como Santiago, son muchos los peatones que, salvo imprudencia, se ven obligados a eternizar la espera en la orilla de este sector. Existe un paso de peatones situado a escasos cien metros de ahí, próximo a la rotonda, pero que igualmente les obliga a caminar por el borde de la calzada.
Antonia González, de 83 años y vecina de la pedanía, trasladaba este miércoles la inseguridad que le produce realizar según qué recados. «La farmacia, a un lado; el banco, al otro; un comercio, aquí; el otro, allá... Necesitamos un paso de cebra que nos ayude a cruzar tranquilamente, desde hace mucho tiempo», insistía, antes de resignarse ante el caudal de coches que circulaba en ambos sentidos. Sin parar. Esta es una imagen que se apropia de este sector concreto de la carretera autonómica todos los días, «y más que nunca por las mañanas». No en vano se trata de un paso muy habitual para los turismos y camiones que circulan en dirección hacia la autovía o los polígonos industriales del municipio.
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