

Secciones
Servicios
Destacamos
Su agua sigue siendo una de las más contaminadas de la cornisa cantábrica. Por desgracia, las últimas páginas de la historia de la Ría del ... Carmen siguen sin poder desprenderse de ese deshonor. Hubo un tiempo, desde comienzos de este siglo hasta la primera mitad de la década saliente, en el que su cauce se sobrepuso muy bien a la presencia industrial que la seguía hasta entonces a lo largo del recorrido, en Camargo y El Astillero. La apuesta medioambiental funcionaba. Parecía que, al fin, esta subdivisión nacida en la bahía de Santander y acunada en Boo de Guarnizo podría quitarse poco a poco una losa de décadas de vertidos. Pero no pudo ser. En los últimos años, de nuevo, los residuos han vuelto a hacer estragos en la zona, reiniciando una parte de los progresos y obligando a los naturalistas a emprender objetivos más ambiciosos.
Esta es la crónica de los últimos años de la Ría del Carmen, una historia marcada por la acumulación de contaminantes y que es importante conocer para entender el proyecto más ambicioso que hay en marcha para garantizar su recuperación. El proyecto Rialab de la Asociación Ría -con sede en Muriedas (Camargo)-, se propone aplicar técnicas y modelos de vanguardia para lograr su restauración, ordenación y, más que nunca, su gestión sostenible. Ahora lo pondrán en práctica. «El objetivo de 2020 es pilotar a escala de laboratorio la metodología que vamos a emplear para aplicar a gran escala las técnicas de fitorremediación en la ría», avanza el presidente de la agrupación, Diego Cicero. El método consiste en aprovechar las cualidades de una planta concreta para depurar las aguas residuales que se encuentren en el medio de actuación. Una especie fuerte para dar batalla a los residuos.
La elegida ha sido el carrizo, una especie autóctona cuyas propiedades para batirse el cobre contra la contaminación por metales ya ha sido comprobada. Ese fue el paso previo: «Hasta ahora lo que hemos hecho es estudiar sus capacidades para fitorremediar esos sedimentos afectados. Ahora lo que vamos a hacer es testar a pequeña escala el método de implementación de esas cualidades en la propia ría». Cicero y su equipo ya están trabajando para que esos experimentos se pongan en marcha a finales de febrero y que, ya a principios de primavera, puedan explicar en profundidad todos los elementos de este estudio pionero para la conservación del entorno, dotado con 50.000 euros públicos al año. En verano, según estima el dirigente, podrían llegar los primeros resultados de estas pruebas.
Más allá de la superficie, el proyecto contempla tres tramos diferentes en función de la salinidad del agua en esta ría, como guía el investigador. «Zona más interior, de agua dulce; tramo medio, con salinidad intermedia; y su desembocadura, con unos niveles semejantes al agua de mar», describe. La Asociación Ría aplicará el carrizo para estudiar durante unos meses el proceso de fitoestabilización en los sedimentos contaminados, observando cómo reacciona el medio en cada uno de esos escenarios. Y un avance importante a propósito de los plazos: «El proceso natural en que las plantas estabilizan esos sedimentos es mucho más largo, pero hemos diseñado un método para acelerar esa evolución, de modo que en meses se pueda lograr algo que en realidad se tarda años en conseguir». Esta innovación permitirá aplicar el proyecto a gran escala. «Es eficiente, rápido y menos costoso», zanja.
Lo cierto es que la asociación no tendrá fácil poner fin a un historial de residuos tan amplio. Cicero no se anda con rodeos para señalar que, hoy por hoy, «la calidad del agua es deficiente» y de hecho habla de su cauce como uno de los más contaminados de todo el Cantábrico. Los motivos están a la vista de los ciudadanos. La industria marca el día a día de un agua que, de tanto en cuanto, ha podido sobreponerse a un «entorno hostil», hasta que la vuelta de los vertidos ha vuelto a hacer complicada la recuperación. «Desde 2005 había mejorado mucho, pero aproximadamente en 2017 ha vuelto a empeorar», lamenta el experto, antes de establecer en «un año y medio» el plazo para reformular su propuesta a la Comisión Europea.
Europa es precisamente uno de los puntos clave que el colectivo quiso subrayar durante su último encuentro con el consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, Guillermo Blanco. La principal expectativa de Cicero a este respecto pasa por reafirmar y mantener el compromiso del Ejecutivo para que continúe formando parte del consorcio creado por el colectivo para presentarse otra vez a la candidatura europea de los proyectos 'Life' y poder intervenir así a escala de la ría, al completo, en su restauración. «Su compromiso está ahí, y son socios de futuro», declaró.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.