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Los edificios de la calle principal del barrio La Acera de Camargo, ubicado en la Avenida de Cantabria de Maliaño, han sido apuntalados. El Ayuntamiento ha llevado a cabo esta medida para garantizar la seguridad de los transeúntes ante la caída de cascotes y escombros de los desgastados edificios a la vía pública. Es el primer paso de los que va a dar el Consistorio para recuperar y rehabilitar este histórico barrio, que fue «el centro de la vida social del municipio» desde mediados del siglo XX y que actualmente se encuentra en un estado de conservación lamentable. El alcalde, Diego Movellán, anunció ayer que el Ayuntamiento realizará una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que data del año 1987, de manera que los propietarios puedan actuar sobre las viviendas, pero siempre desde el respeto a la esencia arquitectónica e identitaria de este área singular. Es decir, podrán reconstruir sus viviendas –o no– en base a una serie de requisitos con los que el Consistorio pretende «mantener la idiosincrasia y la tipología de este espacio».
El barrio de La Acera estaba protegido en base al planeamiento urbanístico de 1988, pero dicha protección «se retiró años más tarde, en 1996, cuando se aprobó un nuevo Plan General», por lo que, según el alcalde, «el asunto se quedó en el aire» y el tiempo continuó pasando sin que los propietarios supieran muy bien a qué atenerse, lo que ha propiciado la decadencia de la zona. Lo que pretende hacer ahora el Ayuntamiento es desatascar el asunto y establecer una normativa clara en la que se concrete lo que se puede o no se puede hacer en las edificaciones que componen el conjunto. Movellán se mostró convencido de que «la actuación que se va a llevar a cabo supondrá un revulsivo para el barrio, de manera que vuelva a cobrar vida». Además, «la rehabilitación de los edificios nos dará la oportunidad de incrementar el número de viviendas disponibles en el centro urbano», a la vez que permitirá conservar el encanto especial del antiguo barrio». La transformación, incidió el regidor, «no afectará a la esencia de La Acera, pero sí ganaremos en funcionalidad y seguridad, ya que se ubica en un punto estratégico entre las vías de Renfe y Feve, cerca del parque de Cros y del centro cultural La Vidriera». Si todo sale según lo previsto, el Consistorio irá dando los pasos pertinentes para que los propietarios puedan actuar cuanto antes y en las mejores condiciones.
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