Camargo pone en práctica su proyecto para descontaminar la ría del Carmen

No se trata de que estas plantas sobrevivan o no sino de evaluar su resistencia y desarrollo en un sedimento tan dañado como el de este cauce, sobre el que ya pesan décadas de vertidos contaminantes -hidrocarburos, plomo, cadmio o zinc, entre otros- debido a la actividad industrial de la zona.

Y si los estudios previos ya probaban de una forma importante la capacidad de estas plantas para batirse el cobre contra los residuos de este medio, los cerca de 30 días que llevan instaladas en este margen del estuario no han hecho otra cosa que constatar esa fortaleza. «Nuestra herramienta son las plantas», afirmaba ayer el responsable de este colectivo, con proyectos de colaboración con universidades y entidades de todo el mundo interesadas en las técnicas de fitorremediación, esto es, el uso de las plantas sobre el sedimento para su cohesión y transición de un formato inestable a uno sólido; y la rizofiltración, orientado a la aplicación de las raíces del carrizo al agua con la idea de filtrar la que ya ha sido contaminada.

Ahora falta esperar al menos otros once meses de seguimiento científico para observar los resultados en dichas estaciones, un periodo en el que el máximo responsable del colectivo y el resto de colegas de la ingeniería ecológica desarrollarán cinco nuevas líneas de investigación financiadas por el Ayuntamiento de Camargo, que desde hace ocho años dedica 50.000 euros anuales al Plan Rialab.

Y hablando de financiación. La alcaldesa, Esther Bolado, que acudió a la presentación de este «importante» proyecto junto a otros representantes municipales, quiso incidir en que la descontaminación de la ría del Carmen compete también a otras entidades, no sólo al Consistorio: «Entendemos que en esta solución tendrá que entrar el Gobierno de Cantabria y la propia Ferroatlántica al tratarse de una de las mayores causantes de la degradación de la ría», señaló la regidora.

El agua de la ría del Carmen es una de las más contaminadas de la cornisa por culpa de la actividad industrial y los vertidos que, durante décadas han ido degradando el medio hasta límites extremos. Es verdad que en ese tiempo no todo han sido malas noticias. Hubo una época, aproximadamente desde comienzos de este siglo hasta la primera mitad de la última década, en la que su cauce se sobrepuso razonablemente bien a esa presencia industrial que la seguía a lo largo de Camargo y El Astillero. Es más, la apuesta medioambiental y el trabajo de mucha gente para la recuperación de la ría venía funcionando. Después de tantos años 'negros', esta subdivisión nacida en la bahía de Santander y acunada en Boo de Guarnizo arrojaba un futuro lejos de esa losa de desechos industriales.

Así fue hasta que esos sueños se dieron de bruces con la realidad. En el último lustro, los residuos han vuelto a hacer estragos en la zona, reiniciando los progresos y obligando a los naturalistas a abordar el fondo del problema con más perspicacia que nunca. Ahí es donde entra el Plan Rialab, otro clavo ardiendo al que se agarra la desinfección de la ría del Carmen.