Camargo probará a mediados de 2021 su plan para descontaminar la ría del Carmen

Rialab, como se llama esta hoja de ruta, es el proyecto más ambicioso llevado a cabo hasta la fecha para acabar con esta losa de metales pesados y residuos en general que lastra su recuperación. Para hacerse una idea del desafío que hay por delante, son hasta 160 hectáreas de sedimento contaminado, en torno a un millón de metros cúbicos de restos que se extienden desde los institutos de Revilla hasta la desembocadura en Equipos Nucleares.

El reto de dar batalla a este problema y plantear un proyecto a mayor escala en el año 2022 -incluso en todo el ámbito euroasiático, como contemplan los expertos- es muy ambicioso, pero los naturalistas son optimistas. «Por supuesto que podemos conseguirlo», declaró en ese sentido el presidente del colectivo, Diego Cicero, durante la presentación de estos avances este miércoles en Revilla junto a la alcaldesa de Camargo, Esther Bolado; la concejala de Medio Ambiente, María José Fernández, y su homólogo en Desarrollo Local, Eugenio Gómez.

La ilusión de cumplir con estos objetivos atiende fundamentalmente al efecto positivo que pueden tener las dos técnicas y modelos de vanguardia que protagonizan el experimento Rialab: la fitoestabilización, es decir, el uso de las plantas sobre el sedimento, cohesionándolo y logrando que pase de un formato inestable a uno sólido; y la rizofiltración, el método para aplicar las raíces del carrizo al agua y, con ello, filtrar la que ha sido contaminada.

La idea es 'confinar' la contaminación. La ingeniería ecológica que plantean Cicero y el resto de miembros de Rialab se propone crear marismas para encerrar el sedimento, un modelo que normalmente va aparejado a la construcción de depósitos de hormigón «que pueden llegar a destruir marismas», pero que en el caso de la ría del Carmen será más amigable con el entorno. «Nosotros vamos a crear depósitos naturales y un ecosistema de alto valor ecológico donde la contaminación quede retenida».

Hasta entonces, cuando el verano de 2021 y los experimentos 'in situ' sean una realidad, la referencia de la evolución de estos trabajos se encuentra a pequeña escala en los llamados 'rizotrones', unas urnas de cristal opaco que permiten a la Asociación Ría hacer un seguimiento del desarrollo de las planta, de las interacciones entre las raíces, el sedimento y el agua. Aquí es importante recordar que los niveles de sal a lo largo de la vía fluvial no son iguales, y eso condiciona la eficacia de la especie autóctona y una parte del trabajo, que contempla tres tramos diferentes en función de esta medida: zona interior, de agua dulce; el tramo medio, con salinidad intermedia, y la desembocadura en la bahía de Santander, con niveles semejantes al agua de mar. Ahí es donde entra la verdolaga marina, la gran aliada del carrizo en aquellos sectores con mayor índice de salinidad.

La ambición del proyecto Rialab y la eliminación de las 160 hectáreas de sedimentos presentes a día de hoy no puede entenderse sin la necesidad de financiación. El Ayuntamiento de Camargo viene dotando los objetivos de la entidad medioambiental con 50.000 anuales desde 2012. Se trata de un «caso excepcional», como agradeció su presidente, antes de confirmar la necesidad de «una inversión importante» en los próximos años.

En esa línea, Cicero avanzó que la Asociación Ría se propone concurrir a ayudas europeas para cofinanciar el plan de descontaminación y sumarlas tanto a las contribuciones del Consistorio municipal como a las del Gobierno de Cantabria, «que también ha mostrado su compromiso de apoyar la ejecución del proyecto», como recordó.