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La Federación de Carmelitas San Joaquín de Navarra, propietaria del convento del Alto de Maliaño que se ha quedado vacío tras la marcha de las ... cinco monjas que quedaban, aspira a que la finca -ubicada en un lugar privilegiado del pueblo, con vistas a la bahía de Santander- se dedique a algún uso de tipo social, «como residencia de personas mayores o viviendas protegidas» en el futuro.
En ningún caso, ha asegurado la presidenta de la Federación (María del Mar Salinas, monja en el monasterio navarro de Olza), se tiene previsto «vender con fines lucrativos» porque «esta no es la línea de nuestra orden» religiosa. La hermana María del Mar ha rechazado así el rumor que se ha extendido por la zona de que estarían en tratos con empresas que destinarían el lugar a hotel o instalaciones para eventos, o para ambas funciones.
«Tenemos claro que buscaremos un bien social-público», remarcó la portavoz de la federación que reúne a un total de 14 congregaciones carmelitas del norte de España, entre las que se encuentran una portuguesa y dos de Cataluña, que se acaban de sumar.
María del Mar Salinas confirmó a El Diario Montañés que actualmente «se está valorando cuál puede ser el destino» de la instalación. Esta, en tiempos del obispo Rafael Tomás Menéndez de Luarca (finales del siglo XVIII) fue residencia de descanso de los obispos santanderinos y, con el tiempo, se cedió a la congregación de religiosas que lo han habitado desde hace más de 140 años.
Al haberse ido sus últimas moradoras el pasado sábado (ya eran pocas y de edad avanzada para mantener el convento), la titularidad recae en el citado organismo, que hace un tiempo había hablado con el obispo de Santander Arturo Ros por si alguna otra congregación hubiera querido instalarse en el lugar «para no tener que clausurarlo, pero el obispo nos dijo que no había posibilidades», relató sor María del Mar.
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Algo que, por otro lado, ella entiende ya que el convento -de enormes dimensiones- necesita una reforma muy profunda y una inversión «grande» para ponerlo en condiciones. Hace apenas dos años, un temporal derribó parte de su muro exterior y hubo que recomponerlo, pero las goteras internas son numerosas y de muy distinta índole.
«Las hermanas, en los últimos años, han vivido allí muy pobremente», admitió la portavoz. En parte por ese motivo -la precariedad del edificio, en el que hay filtraciones y faltan todo tipo de arreglos, que no han podido abordarse- «no podían seguir allí y se han trasladado a otras congregaciones con edificios mucho mejor preparados donde se las va a cuidar muy bien».
Sin embargo, las Carmelitas no tienen excesiva prisa en tomar una decisión sobre el futuro de la finca, para la que se contará con el asesoramiento y el apoyo de otros carmelitas. «No haremos las cosas precipitadamente», indicó la portavoz tras confirmar, por ejemplo, que no han existido aún conversaciones ni con el Ayuntamiento de Camargo ni con el Gobierno de Cantabria.
«Querríamos acordar con el Ayuntamiento un proyecto que sea en beneficio del pueblo. Esa es nuestra intención. La Orden lleva 25 años asumiendo cierres de conventos. Se han ido clausurando los de Getxo, Durango, Orduña, Vitoria, Meñaca... Y en todas las ocasiones hemos obrado igual».
Nuevo destino para una talla de la Virgen del Carmen
Las últimas residentes en el Alto de Maliaño ya se encuentran en sus nuevas casas. Cuatro de ellas se han desplazado a Zaldívar (en Vizcaya) y la quinta optó por seguir en Cantabria, en Ruiloba, su vida contemplativa.
De modo que, por vez primera en casi un siglo y medio, los vecinos de Maliaño pasan por el exterior del convento y se lo encuentran cerrado. También la capilla se ha quedado sin uso de momento. «El culto no está asegurado» en el futuro, añadió la hermana María del Mar a quien le sorprendió el gran cariño que los vecinos han mostrado por unas monjas que, a su vez, «siempre habían sido muy acogedoras» con su entorno.
De hecho, los vecinos habían regalado al convento una talla de la Virgen del Carmen que ahora podría trasladarse a la parroquia de San Juan Bautista de la localidad, a escasa distancia. «Nosotras no vamos a poner impedimento en que la talla vaya a la iglesia», aseguró.
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