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En la iglesia del convento de Nuestra Señora del Carmen del Alto de Maliaño no cabía este sábado un alma más. Los camargueses acudieron en ... tropel a la misa para despedir a las cinco monjas carmelitas que han formado parte de sus vidas el último medio siglo. Se trata de María Paz, María Victoria, María Eloisa, Carmen (madre superiora) y Carmen María. Todas ellas se han despedido algo abrumadas y muy agradecidas por la demostración de cariño de un pueblo que acogió a las primeras religiosas de la orden hace ahora 141 años.
El obispo de Santander, Arturo Ros, ha sido el encargado de presidir la ceremonia de despedida de las religiosas de clausura que escuchaban atentamente la misa tras las rejas que les comunicaban con lo que sucedía en el interior. Dentro y fuera del templo se agolpaba una multitud de fieles y vecinos que querían agradecer la aportación de las cinco mujeres a la comunidad.
Arturo Ros
Obispo de Santander
Varios sacerdotes han concelebrado la misa con el obispo que ha dado las gracias a las monjas «por vuestras vidas entregadas». También les ha explicado -por su marcha- que «a veces hay realidades que no queremos pero tenemos que asumir», a la par que les ha reconfortado por el cariño que han recibido y por aquello de que lo espiritual trasciende de lo terrenal más allá de los muros del viejo convento. Allí donde vayan «estarán bien cuidadas», ha añadido. Durante la misa, una portavoz de la orden ha dado las gracias por la importantes muestras de cariño hacia las religiosas. «Son vuestras y lo seguirán siendo siempre, Dios escribió aquí una página hermosa de la historia», ha aseverado tras ver el templo desbordado de fieles.
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Al terminar la misa, el alcalde de Camargo, Diego Movellán, les ha hecho entrega de un obsequio (un arco) de recuerdo del municipio por ser «un faro de luz para tantas generaciones de camargueses», les ha comentado. Todo ha acabado con un prolongado aplauso y muchas, muchas lágrimas en los rostros de los vecinos del Alto Maliaño. Y es que ahora ellas parten hacia otros conventos en Ruiloba y Zaldivar (Vizcaya). Allí seguirán con su vida contemplativa pero seguro que no olvidarán todo el cariño recibido este sábado en Camargo.
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