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Los comerciantes de Camargo no se amilanan ante la inminente llegada de Bahía Real. Al contrario, afrontan con «ilusión» la víspera de la campaña de Navidad y confían en «resistir» a la influencia del nuevo espacio de compras, que abrirá en la primera ... semana de diciembre -al menos el 50% de sus tiendas-. Así lo transmitió ayer la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Camargo (Acearca), Blanca Saro, quien quiso trasladar un mensaje de «ánimo, esperanza y responsabilidad» tanto a los empresarios como a sus consumidores por su «esfuerzo y compromiso» durante la pandemia: «Los vecinos van a apostar por nosotros».
Los negocios confían en que las muestras de «generosidad» y la «conciencia» del público en las últimas semanas -que se han traducido en «éxitos» como el de la pasada Feria del Stock, a finales de agosto- continúen en la recta final del año. Por lo pronto «este nuevo centro comercial no tiene nada que ver con nosotros», argumentaba ayer Saro, antes de recordar que «el dinero que se invierte en el comercio local sí se queda aquí» y que «eso repercute en el municipio y nos ayuda a generar empleos que sí están bien pagados».
La de este año no será una campaña de compras cualquiera. La situación provocada por la pandemia, toque de queda y restricciones de movilidad incluidas, ha incorporado a la ecuación la prudencia de los clientes y el miedo al riesgo de contagio -más en Camargo, uno de los municipios cántabros de más de 10.000 habitantes que están en riesgo extremo por la propagación del virus-. Eso no tiene que suponer necesariamente un problema, a juicio de Acearca. «En el pequeño comercio no hay aglomeraciones. Estamos cerca de las casas de los clientes, las medidas se respetan siempre y no hay necesidad de hacer grandes colas», concluía la presidenta y representante de los comercios camargueses, con ganas de «transmitir ilusión en estos momentos».
Es verdad que la inauguración del «proyecto más importante del último cuarto de siglo en el municipio», como ha considerado en más de una ocasión la alcaldesa de Camargo, Esther Bolado, genera confianza y desánimo a partes iguales entre las diferentes persianas del casco urbano. Se trata de una buena oportunidad para atraer a más consumidores al municipio, para algunos; pero la asfixia definitiva, según trasladan las persianas más pesimistas, las mismas que, si ya antes lamentaban el factor Valle Real, ahora se resignan ante el nacimiento de un nuevo coloso.
A dos semanas de la inauguración de Bahía Real, los empresarios de Camargo vuelven a sopesar más que nunca los efectos de la aparición de un actor tan determinante para la actividad económica del municipio. Más ahora, a las puertas de una campaña de Navidad «tan importante como la de este año», dadas las circunstancias, como asegura Blanca Saro. «Vamos a trabajar. Seguimos ahí. Estamos pensando en el día a día, pero estamos haciendo las cosas bien y la gente sabe que puede contar con nosotros cuando quiera y de una forma cercana y segura», transmitía la presidenta de Acearca, «optimista» ante la recta final de 2020 en un contexto de restricciones de movilidad y abonado fundamentalmente -de momento hasta el día 2 de diciembre- a la respuesta de los vecinos de Camargo. «La gente va a apostar por nosotros. Saben que hemos estado ahí y que vamos a seguir estando. Hay muchos clientes que lo tienen en cuenta y son ellos precisamente quienes nos van a ayudar a resistir esta situación tan complicada».
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