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Los testimonios recabados por la Guardia Civil a los supervivientes del incendio del adosado de Cacicedo de Camargo, donde este pasado sábado murió un hombre de 57 años, han sido muchas veces contradictorios. Primero llegaron a decir que no conocían a la víctima –lo ... dijo su sobrino, que vivía con él allí–; luego que no sabían que el hombre estaba en ese momento en la vivienda... Una amplia ristra de incorrecciones que han llevado a la Benemérita a reclamar la presencia del Equipo de Investigación de Incendios –que tiene sede en Logroño y que está especializado en este tipo de sucesos– porque ya no se descarta ninguna hipótesis.
Los vecinos han declarado a los agentes que el fallecido sufría «algún tipo de demencia, y que estaba pendiente de que le concedieran atención especial por Servicios Sociales». También afirman que en numerosas ocasiones habían escuchado «discusiones acaloradas e incluso amenazas por parte del sobrino». Todo eso ha llegado a oídos de los investigadores, que ya han anunciado que el chalé permanecerá acordonado «todavía un tiempo» porque la investigación puede prolongarse «durante días».
Lo que por ahora parece más claro es que el incendio comenzó en un colchón recalentado con un calefactor en la planta baja, donde residía la víctima. Semanas antes ya había sucedido algo parecido. «De pronto sacaron un colchón ardiendo al jardín y lo apagaron como pudieron», cuentan los residentes de los chalés aledaños. Los vecinos se preguntan ahora si aquel episodio fue la antesala de lo que vino después.
Cinco años sin pagar alquiler
Hacía diez años que la víctima del incendio había ido a vivir de alquiler al lugar con su familia;pero hace cinco se divorció y se quedó viviendo solo en el chalé. «Entonces comenzó a ir todo mal», relatan los vecinos. El hombre enfermó y empezó a dejar de pagar la renta. Ha estado viviendo allí sin pagar desde hace cinco años. «Pero lo peor vino hace un mes, más o menos», cuentan quienes conocen bien la historia porque les ha tocado vivirla. «Vino un sobrino del hombre. Un chico que vivía en la calle y que vino, supuestamente, para cuidarle». La Guardia Civil investiga si el hombre había estado realquilando habitaciones a otros inquilinos. Los mismos que le han hecho la vida imposible a los vecinos durante estas semanas en que se han sucedido los avisos a los agentes por riñas, ruidos, música alta, gente haciendo sus necesidades y durmiendo en la calle, etc.
En el momento del incendio, los bomberos tuvieron que acceder a la terraza del primer piso el inmueble para rescatar a varias de estas personas. Esas mismas que justo tras ser evacuadas, y cuando los bomberos apagaron el fuego y descubrieron el cadáver en la planta baja, atestiguaron que no sabían que otro hombre estuviera residiendo en la casa;aunque precisamente era él quien tenía un contrato de alquiler con la propiedad de la vivienda y se había declarado «vulnerable», razón por la cual no podían echarle.
La identificación del cadáver se realizará en el Instituto de Medicina Legal y tendrá que recurrir al análisis de la mandíbula porque el fuego ha calcinado el cuerpo. La incógnita ahora es si el verdadero dueño de la casa podrá recuperar próximamente la vivienda tras el deceso porque el sobrino de la víctima ya ha tratado de acceder al inmueble aun con el precinto de la Benemérita.
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