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El pasado lunes dos geólogos de la Universidad de Cantabria (UC) se asomaban desde una ladera del barrio Las Canteras, en Igollo de Camargo, para comprobar de primera mano la profundidad del argayo surgido en una finca privada a unos 300 metros encima de El ... Juyo. La cueva prehistórica -Bien de Interés General (BIC) por su amplia secuencia del Magdaleniense Inferior Cantábrico, de entre 16.500 a 14.000 años de antigüedad- se ha convertido en el foco de la atención pública por una polémica obra encargada hace tres años por la Junta Vecinal de la pedanía, dirigida entonces y ahora por la popular Nieves Portilla. Y la controversia no surge sólo porque estas labores se desarrollen «sin licencia ni autorización», como reveló la Dirección General de Patrimonio hace una semana, sino porque han podido desviar gravemente el cauce natural de un arroyo que desciende por la colina y se adentra en la cavidad. Algunos responsables ya hablaron entonces de «destrozo», de «daños graves»; otros difieren y prefieren esperar y ver cuáles son las consecuencias concretas de los informes. Uno de ellos, el geológico, es el que desarrollará la UC estos días.
El lunes los expertos de la universidad se limitaron a echar un vistazo superficial en la zona y a identificar la hendidura. De ahí pasarán a investigar el entorno inmediato de la gruta, precisamente el sitio donde la Junta Vecinal de Igollo recubrió y allanó el camino con grava, aún presente; luego, al interior de la cavidad para conocer el calado real de los daños perpetrados en El Juyo, reconocido como uno de los lugares sagrados más antiguos de todo el mundo por su arte mobiliar, representaciones naturalistas y evidencias vinculadas a la religión.
Hay mucho que estudiar: apenas a diez pasos de la puerta de la cueva se encuentra un soplao de importante tamaño, el mismo que el Gobierno ya ha apellidado como «el primer efecto visible de la actuación incontrolada». Y hay más consecuencias, según apuntan desde el departamento público, que aprecia síntomas claros de dicha obra en el estado de un abrevadero cercano y unos desprendimientos de tierra.
La prueba de fuego llegará cuando los geólogos entren a la cavidad y comprueben si este relleno y compactado afectó o afectará realmente a la conservación de la cueva, integrada en un sistema kárstico, una formación geológica de rocas calizas que, de ver vulnerada su red hídrica, podría sufrir «graves perjuicios», como recordaba Patrimonio.
Estas indagaciones se prolongarán durante los próximos días y serán claves para poner imágenes a las señales de unas labores que, de no ser por el argayo surgido hace un mes, es posible que siguieran pasando desapercibidas para los vecinos, la Dirección General de Patrimonio y el Ayuntamiento de Camargo. Esta última institución ya está revisando el nombre de la empresa encargada de la obra además de sendas copias del presupuesto y el acta de la reunión de la Junta el día que se decidió acometer los trabajos, a petición de dos vocales de la Junta de Igollo, Manuel Cavero (PSOE) y Pilar Ojeda (Cs).
Igualmente, queda pendiente otro tema: la posibilidad de que el Gobierno de Cantabria abra un expediente sancionador a la junta vecinal si los informes revelan finalmente grandes deterioros sobre este entorno protegido por la Ley de Patrimonio Cultural.
Han sido muchas las voces que han tasado el alcance de los daños en el estado de la gruta. Nada más conocer la noticia hubo quienes rápidamente tildaron los trabajos como un «atropello» al patrimonio arqueológico; algunas voces hablaron de «destrozo» y, otras, por su parte, de «daños» a secas, porque «no hay que caer en la exageración». Más allá de la magnitud del trastorno que ha sufrido el entorno de la cueva sigue habiendo muchas dudas sobre todo lo ocurrido. Por lo pronto no está claro aún si el famoso argayo, que apareció el 5 de enero, se debe realmente a la actuación que perpetró la pedanía tres años atrás o al segundo diciembre más lluvioso de los últimos 60 años en Cantabria, como reveló la Aemet a inicios de 2021 -han surgido más grietas a causa de estas precipitaciones-.
Sí hay más consenso alrededor del soplao surgido en las inmediaciones de la cueva y que apunta de forma más clara a ser consecuencia directa de las labores de Igollo, cuya pedánea sigue en silencio a la espera de un comunicado al respecto por parte del Ejecutivo regional.
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