El joven fallecido en el accidente de tráfico en el Alto Maliaño era un gran aficionado al automovilismo

El joven, que viajaba sólo en el coche, conducía en el momento del accidente un BMW E36, un vehículo preparado para correr rallies y en el que se pueden intuir elementos de seguridad obligatorios para participar en carreras de automovilismo, como barras antivuelco y el corta corrientes del salpicadero. Como se puede apreciar en la imagen, el coche quedó destrozado por el golpe en la Avenida Parayas y con las dos ruedas delanteras totalmente desencajadas. El accidente, en el que no se vieron implicados más vehículos, se produjo apenas unos metros antes de un badén para reducir la velocidad y justo al lado de una señal que prohíbe la circulación en la calzada a más de 30 kilómetros por hora.

«Un buen chaval», «muy noble y cariñoso», «un niñuco muy agradable y siempre dispuesto con una sonrisa» son algunas de las frases que repiten los que conocieron a Manuel, vinculado al mundo de los rallies desde muy joven. De hecho, durante años perteneció al grupo de cronometradores oficiales de las carreras de la Federación Cántabra de Automovilismo. Además, figura como copiloto en numerosas pruebas, como el Rallysprint de Rudagüera o el de Corrales de Buelna, entre otras citas clásicas del mundo del motor en Cantabria.

La consternación de familiares y vecinos también ha llegado hasta los aficionados del rally: «Es una pena, una desgracia que ocurra un accidente como este, con la de personas malas que hay por el mundo...parece que siempre se marcha la gente más buena», lamenta en declaraciones a este periódico Gonzalo Pérez, presidente de la Federación Cántabra de Automovilismo.

Este fin de semana ha sido negro en las carreteras cántabras. Cuando ocurrió el suceso no habían pasado ni 24 horas del accidente en el que murió Tomás Gómez de la Fuente, un vecino de Santander de 47 años, cuando el coche en el que viajaba, y que conducía su pareja, volcara en la N-634 a la altura de la localidad de Praves (Hazas de Cesto). Los efectivos desplazados al lugar sólo pudieron certificar su muerte.

Con estas dos nuevas víctimas del fin de semana, los accidentes de tráfico suman 13 fallecidos en Cantabria en lo que va de año, uno menos que en 2023 a estas alturas del año. En concreto, en 2024 han muerto nueve personas en vías interurbanas y cuatro en urbana (Torrelavega, Liencres, Santander y Camargo). Además, las carreteras cántabras han dejado 54 heridos graves y 711 heridos sin hospitalización.

Para contextualizar, en el mismo periodo en 2023, los fallecidos fueron 14: 10 en vías y cuatro en urbana (tres en Santander y uno en Torrelavega) en una balance en el que también se contabilizaron 70 heridos graves y 759 sin necesidad de hospitalización.