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Han pasado cuatro meses desde que el Gobierno de Cantabria acusó a la Junta Vecinal de Igollo de Camargo de acometer una obra ilegal en el entorno de la cueva de El Juyo y de poner en riesgo su estado. Esa inculpación -por ahora al ... margen de los tribunales- se sostiene sobre un informe arqueológico encargado por la Dirección General de Patrimonio: a finales de 2018 la pedanía utilizó maquinaria pesada y volcó toneladas de grava con la idea de realizar labores de 'mejora' en los accesos de la cavidad, todo ello a espaldas de la administración regional y municipal. Desde la publicación de esas pruebas, la Junta gobernada por Nieves Portilla ha preferido mantener un perfil bajo, hablar lo justo y ponerse a disposición del Ejecutivo para resolver el desaguisado lo mejor posible. La pedánea y su círculo se han mantenido en contacto con Peña Herbosa con esa idea, y de hecho ya han solicitado una copia del documento que los apunta como culpables de alterar el equilibrio natural de esta guarida considerada Bien de Interés Cultural (BIC) y, por ende, protegida por la Ley de Patrimonio.
Hasta ahora no han querido hablar sin conocimiento de causa. Tanto la Junta como la Fundación Naturaleza Naturaleza y Hombre (FNyH) -autora material de la obra ilegal- han hablado poco más que para responsabilizarse mutuamente del despropósito. Quieren esperar y conocer toda la información recopilada por Patrimonio, y no sólo la resultante de estas primera indagaciones sino también de la segunda investigación encargada por este departamento. Sigue pendiente el segundo informe -el geológico- encargado a la Universidad de Cantabria (UC), cuyos investigadores ya han empezado a hacer catas en la gruta para medir, ahora sí, el alcance de los daños. ¿Qué desperfectos se han perpetrado? ¿Qué consecuencias pueden tener para la gruta? Los expertos ya cuentan con la autorización del Gobierno para empezar a contestar estas preguntas. Tienen vía libre.
Mayo de 2017 - El convenio La Junta Vecinal de Igollo y la Fundación Naturaleza y Hombre firman un acuerdo para recuperar y conservar diferentes espacios dentro de la pedanía
Octubre de 2018 - La obra Después de varias conversaciones entre la Junta y la FNyH, comienzan los trabajos sin licencia en el entorno de la cueva, al margen de Patrimonio.
Febrero de 2021 - Patrimonio La Dirección General de Patrimonio descubre las labores y señala posibles daños en el interior de la cavidad, incluido el surgimiento de un soplao.
Marzo de 2021 - Primer inform El informe arqueológico encargado por Patrimonio constata la ilegalidad de la obra, que se realiza sin licencia ni autorización de la Dirección General.
Mayo será el mes en que los investigadores puedan visitar la cueva con frecuencia -hasta entonces sólo se habían realizado dos entradas-, conocer sus galerías, diseñar su plan de trabajo y, con ello, conocer qué metodología se puede ajustar mejor a sus condiciones. Sin esas primeras inspecciones, para los científicos resulta muy aventurado adelantar dónde se tomarán las muestras o elplan de las próximas semanas. A partir de ahora, las expediciones se proponen algo más que tantear el terreno.
Puede que las huellas de la actuación de la Junta Vecinal estén aún por esclarecer en el interior de la cueva, pero son perfectamente visibles en el exterior. El lavado de cara es evidente en las inmediaciones desde octubre de 2018, nada más cruzar la valla. Cualquiera que se acerque a Igollo puede verlo. Después de eludir todos los cauces administrativos requeridos por el Gobierno autonómico, la pedanía y la FNyH -que en mayo de 2017 firmaron un convenio de colaboración en mayo de 2017 para realizar labores de eliminación de especies invasoras y educación ambiental en terrenos de la Junta- acometieron su particular lavado de cara ejecutando movimientos de tierra, rellenando y allanando una gran superficie de terreno. La obra de la polémica, dicen, no se enmarca en dicho convenio.
El entorno de El Juyo ha permanecido con esa capa de grava desde entonces sin que nadie en el Ejecutivo cántabro lo denunciara hasta el pasado febrero. Más de dos años después, la Dirección General de Zoraida Hijosa señaló sus consecuencias: el surgimiento de un soplao y, sobre todo, la alteración del cauce natural de las aguas de un arroyo que desciende por la colina y se adentra en el interior de la cueva.
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