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José Antonio Obregón enseña la tumba de Juan de Herrera en la iglesia del Alto Maliaño. Javier Cotera
El otro legado de Juan de Herrera

El otro legado de Juan de Herrera

El arquitecto de El Escorial se encargó de repartir ayudas a los vecinos de Camargo en su testamento | La Fundación Obra Pía gestiona desde 1608 los terrenos y el patrimonio del genio renacentista que yace en la Iglesia San Juan Bautista de Maliaño, la tierra de su familia

Javier Gangoiti

Santander

Domingo, 27 de octubre 2019, 08:01

El día que José María Torre Revilla, antiguo párroco de la Iglesia de San Juan Bautista (en Alto Maliaño, Camargo) propuso renovar el suelo y darle un lavado de cara al templo jamás hubiera pensado que acabaría dando con un hallazgo tan importante. «Porque algo se sabía, sí, los papeles estaban ahí y se conocían, pero nadie había dado con él hasta ese momento», revela casi setenta años después su sucesor en la parroquia, José Antonio Obregón, sentado en su despacho y tratando de leer con lupa las líneas consumidas de un testamento amarillento, datado en 1596. Es prácticamente indescifrable.

Pero todo cobró sentido el 11 de noviembre de 1951. Aquella mañana, a la parroquia acudieron los obreros, las palas y las máquinas para acometer los trabajos de rehabilitación. Perforaron el firme y ahí estaba: la tumba de Juan de Herrera (Movellán, 1530 – Madrid, 1597), el arquitecto y matemático cántabro que en el Renacimiento dejó su nombre en la historia con la construcción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en la región de Madrid.

«¡Se despeja la incógnita!», puede leerse en el libro de Torre Revilla 'Juan de Herrera y Maliaño'. «¡La espera se hizo gozosa realidad!». Obregón continúa la lectura y reproduce las líneas vivamente, ejemplar en mano, potenciado por la resonancia que se produce en las paredes. A su derecha permanece la que hasta ese momento había sido la única pista del paradero de los restos del genio, una inscripción de mármol de 1890 que habla por sí sola:«A la memoria de Don Juan de Herrera, arquitecto del rey D. Felipe II. Dio gloria al arte; honra a la Patria;a los pobres de Maliaño su hacienda. Mandó que le enterrasen en este lugar de sus mayores. Y yace en Ignorada huesa».

Su empeño por volver a casa

Pero eso se acabó. Quienes andaban detrás del icono renacentista compartían esa certeza moral de que tenía que estar donde ordenó en su testamento, en Maliaño, en esa iglesia que todavía ni existía, junto a su mujer Inés, fallecida en 1594; y su hijo Juan (1596). «Era su mandato», señala el párroco, antes de leerlo otra vez:«Mando que mi cuerpo sea llevado y trasladado, desde la iglesia de San Nicolás en donde se ha depositar al lugar de Maliaño, donde está enterrado mi abuelo y mis antepasados (sic)», naturales de la localidad. Y ahí permanece, con su mujer y su pequeño, en una de las dos sepulturas halladas bajo el suelo de la parroquia aquella mañana de 1951. Junto a ellos, les acompaña desde la otra fosa el doctor Valentín de la Riva Herrera, patrono y capellán de la Obra Pía de San Juan de Maliaño.

La Fundación Obra Pía posee cerca de 80 fincas por todo Camargo, la mayoría en Maliaño

El descanso del arquitecto es precisamente la razón de ser de la iglesia de San Juan Bautista, levantada en el siglo XVII bajo el patrocinio de nada menos que su sobrino, Pedro de Liermo, empeñado en cumplir la promesa y alojar sus restos.

Alrededor de 80 fincas

Pero ésta no es la única aportación que su vida supuso para los camargueses. Juan de Herrera dejó en herencia un enorme patrimonio, empezando por una lista de terrenos que todavía hoy nutren las arcas de la Fundación Obra Pía –la agrupación en honor a su figura formada por el cura de Maliaño, la alcaldesa de Camargo, el presidente de la Junta Vecinal, el secretario del Ayuntamiento (un abogado, el único cargo fijo), además de otros cinco representantes nombrados por el Gobierno de Cantabria–. Es esta agrupación la que desde 1608, año de fundación, gestiona los cerca de 80 terrenos situados en el término municipal –la mayoría en Maliaño Alto, Maliaño Bajo, y otros tantos en Revilla y Herrera–, así como los intereses del capital depositado en entidades bancarias.

La agrupación concede ayudas de 150 euros a los mayores de 60 años, en San Juan y en Navidad

Son terrenos de titularidad privada, sí, pero gracias a los acuerdos que el municipio mantiene con la entidad, su uso se ha empleado en cuestiones de interés público como huertos sostenibles o, para hacerse a la idea, en la construcción del aparcamiento de La Vidriera. «La Obra Pía es muy antigua, sí, pero no por ello dejan de ser terrenos que pertenecen a la fundación», asiente Obregón, testigo de la cantidad de vecinos que, sin saberlo, residen junto a una parte ajardinada del legado.

Trece reales a trece pobres

Del dinero que generan las fincas nacen las aportaciones que, todos los años, «para siempre» que diría el genio, se destinan a las personas más necesitadas. Y no se trata de una iniciativa de hace veinte años, cincuenta o cien, no, la encargó Juan de Herrera hace más de cuatro siglos. Pero ojo, no por solidaria es menos minuciosa. El arquitecto se encargó de ser escrupulosamente concreto con la forma en que debía gestionarse su patrimonio. «Mando que perpetuamente se dé limosna, cada día, trece reales a trece pobres que sean hijosdalgos y de edad de 60 años para arriba y naturales de dicho lugar de Maliaño. Han de ser hombres de buena vida y fama necesitados», ordena en el testamento.

Las mujeres huérfanas que quieran contraer matrimonio también pueden pedir un apoyo

Obregón levanta la ceja al constatar lo difícil que ha sido establecer una equivalencia razonable a aquellas palabras. Por suerte, el resultado ya permanece como una tradición conocida por todos los habitantes de la localidad. Cada año la Fundación Obra Pía ofrece ayudas de 150 euros a los mayores de 60 años que residan y hayan nacido en Maliaño –dentro de unos requisitos económicos–. Y este dinero se concede dos veces:una en San Juan y otra en Navidad.

No satisfecho con ello todavía, el arquitecto de El Escorial quiso ordenar otro mandato solidario, esta vez pensando en «cuatro huérfanas, hijosdalgo, naturales de Maliaño» que tuvieran en mente casarse. ¿Cómo se traduce hoy en día? Pues en eso mismo: «siempre que lo pidan», apostilla Obregón, podrán obtener una ayuda económica aquellas mujeres de Maliaño que sean huérfanas y quieran contraer matrimonio.

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