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En el Puerto Deportivo Marina del Cantábrico, en Raos (Maliaño), no se hablaba este martes de otra cosa. En los pantalanes, en el club social de la comunidad de propietarios de embarcaciones, en los restaurantes... Muchas preguntas, una buena cantidad de dudas y versiones ... contradictorias sobre los motivos que la noche anterior habían provocado un accidente fatal en el agua que costó la vida a Rubén Benito, de 42 años, vecino de Santander, que cayó de la moto acuática en la que viajaba junto a un amigo cuando enfilaban la bocana de entrada al puerto. Este segundo hombre, de 32 años, que resultó herido leve, era quien conducía el aparato.
Las certezas las aportaban los testigos presenciales del suceso, que se produjo en torno a las 21.00 horas del lunes. Según estas fuentes, ambos individuos salieron despedidos de la moto, que iba 'saltando' las olas que provocaba una embarcación que les precedía en su tránsito hacia el puerto. Todos venían de El Puntal, donde habían pasado la jornada veraniega que cerró el mes de septiembre.
Apenas restaban unos metros para llegar al destino cuando la fatalidad se cruzó en su camino, ya entrada la noche. Según distintos pescadores que se encontraban por la zona, parece ser que cuando la moto se disponía a adelantar por un lateral a la embarcación de recreo, en la que viajaban un grupo de amigos, «el oleaje y la velocidad» hizo salir disparados a los ocupantes de la moto acuática. Tanto que el aparato «terminó catapultado incluso por delante de la proa del barco». Estas mismas fuentes apuntan a que la víctima chocó con violencia contra el casco del propio barco. Otros que lo hizo contra el agua. Será la Policía Judicial de la Guardia Civil de Camargo, que se ha hecho cargo de la investigación, la encargada de arrojar luz sobre los hechos. Desde Capitanía del Club Náutico Marina del Cantábrico señalan que en la zona del accidente no hay cámaras, como sí sucede dentro del puerto.
Se vivieron entonces momentos de pánico. «El piloto empezó a gritar porque no veía a su amigo», cuentan desde la sede social de la Comunidad de Propietarios del Club Deportivo Marina del Cantábrico. «¿Dónde estás?» ¡Respóndeme!», preguntaba desesperado desde el agua. Pero no encontraba respuesta. Los nervios, la falta de luz, dificultaban la tarea. Los gritos de auxilio se multiplicaban también desde el yate. Después de segundos, minutos, que se hicieron eternos, localizaron el cuerpo, inconsciente ya, del fallecido. Intentaron subirle a la embarcación, pero a sus ocupantes les resultó imposible. Otros de los presentes en la zona repitieron el intento desde un pequeño bote, sin éxito tampoco.
Efectivos del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y de los Bomberos de Camargo acudieron de forma urgente al rescate de los accidentados. Lo tuvieron que hacer desde la embarcación de un particular, más baja, para facilitar la operación. El cuerpo de Rubén Benito fue acercado hasta un pantalán, donde se procedió a su reanimación. En un primer momento por parte de los bomberos y, posteriormente, ya con los efectivos sanitarios que se habían desplazado hasta allí desde Santander, en concreto integrantes del SUAP de Los Castros y una ambulancia de Soporte Vital Avanzado del 061. Durante 20 minutos continuaron con la reanimación cardiopulmonar, sin éxito. Pasadas ya las diez de la noche, la médico allí presente dio la orden de detener la maniobra, dando por hecho el fallecimiento del hombre, que certificó después la Policía Judicial. Ya en la medianoche se procedió al levantamiento del cadáver.
La víctima, casado y con tres hijos, trabajaba en la empresa cántabra Canalsa, sociedad dedicada al suministro de maquinaria y equipamiento para el sector de la construcción que dirige su padre, José María. El funeral se celebrará este miércoles en la iglesia parroquial de Santa María de Redondo (Palencia).
«Esto se veía venir», repetían varios propietarios de embarcaciones en Raos mientras continuaban con su encendido debate sobre el suceso. Se referían a la proliferación de motos acuáticas que ha habido en los últimos tiempos, sobre todo en época estival, que «circulan en muchas ocasiones a una velocidad excesiva», poniendo en riesgo no sólo su propia integridad, «sino la de personas que navegamos tranquilamente con nuestras familias por la bahía». «Esto iba a terminar pasando», insisten varias voces desde la terraza y el interior del club social, que exigen a la Guardia Civil un mayor control de este fenómeno. La investigación determinará la causa del accidente, pero el fuerte impacto que, según los testigos, sufrió el fallecido tras caer de la moto apunta a que este exceso de velocidad que denuncian puede estar en el origen del siniestro.
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