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Del mismo modo que colegios, institutos y universidades convocan a los alumnos para el nuevo curso escolar, las organizaciones conservacionistas de Cantabria apuran los últimos días de verano para inscribir voluntarios e inaugurar su propio ciclo divulgativo. También llevan mochila, aunque las asignaturas son un ... poco diferentes. En lugar de Biología, dicen conservación de los ríos, lucha contra las especies invasoras, mantenimiento de las zonas verdes, recogida de basura... Y una troncal que atañe a todos: proteger el medio ambiente y, en última instancia, el planeta. Ese es el denominador común que, de ahora en adelante, llevará a todos estos vecinos desinteresados a calzar sus botas, colocarse bien la gorra y llevarse un impermeable por si llueve en cualquiera de las misiones convocadas por las organizaciones verdes. De alguna forma, todos vuelven a clase. Porque la naturaleza sigue su curso.
Esa filosofía del respeto por el medio ambiente quedará reflejada entre los participantes del Proyecto Ríos de Red Cambera. Orientada al estudio de las vías fluviales de Cantabria y la obtención de información útil con la que determinar su situación ecológica, la iniciativa ya ha empezado a reclutar a sus voluntarios -hasta septiembre-. Ya en octubre, tras un periodo de formación, empezará el trabajo de campo: tomarán muestras de la calidad del agua, harán inventario de la flora y la fauna y estarán atentos a posibles especies exóticas invasoras, entre otras tareas programadas por los distintos tramos de la comunidad.
Esta labor es mucho más que un gesto desinteresado. Sirve para rendir cuentas e inspirar un cambio en la sociedad. Gracias a esas datos -unidos a los de primavera-, Red Cambera elaborará su informe anual sobre la situación de los ríos, un documento que pondrá a disposición de la Administración, la ciudadanía y todos aquellos colectivos involucrados con el medio ambiente.
PROYECTO RÍOS
AMENAZA GRAVE
Una de esas entidades empeñada en mejorar la situación del entorno natural es la Fundación Naturaleza y Hombre (FNyH), que también estrena el curso con su plan para controlar las especies invasoras en las más de 200 hectáreas de humedales y encinares que conforman el Anillo Verde de la Bahía de Santander. ¿En qué consiste? En hacer prospecciones en todas las reservas como «mecanismo de alerta temprana» para la erradicación de estas especies en las reservas de La Yesera, Pozos de Valcaba, El Monterín y las Marismas de Alday.
Los vecinos ya conocen más que de sobra a la especie que centra buena parte de la preocupación, el plumero (Cortaderia selloana), pero seguramente también les vayan sonando otras como la chilca (Baccharis halimifolia), o (Ludwigia peploides), plantas que también representan un grave peligro para el entorno que colonizan.
En otro humedal, esta vez la Marisma de la Victoria (Noja), trabaja la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife), abierta a la participación de voluntarios en esta zona para la cuarta campaña de anillamiento científico y estudio de las aves. La iniciativa, que desde 2018 ha aplicado esta técnica de marcaje a 3.035 ejemplares de 47 especies distintas, dedica en agosto, septiembre y octubre gran parte de los esfuerzos de todo el año, cuando se produce la denominada migración postnupcial. Ahí están las 18 jornadas distribuidas hasta octubre, abiertas a la participación de cualquier interesado en colaborar, instalar redes, recoger datos y aprender.
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