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Si los problemas en la red de saneamiento ya eran recurrentes, las intensas lluvias de las últimas semanas -y con ellas, las inundaciones- no han hecho otra cosa que ponerlo de relieve una vez más. Revilla de Camargo padece, desde hace unos «siete años» según los vecinos, un fallo en la red de tuberías local con desagradables consecuencias: a poco que las precipitaciones caen con intensidad, las inmediaciones de algunos hogares del barrio El Carmen quedan completamente anegadas no de lluvia sino de aguas fecales. El Ayuntamiento de Camargo viene llamando la atención a la empresa pública MARE en los últimos meses y, aunque las causas se han estudiado conjuntamente y diferentes técnicos han visitado la zona, el problema persiste. Entre tanto, la Junta Vecinal de Revilla se hace eco del hartazgo vecinal y urge a MARE a resolver esta falla lo antes posible para que la inmundicia no vuelva a emerger.
Las causas concretas tampoco están demasiado claras. Si el origen se encuentra en los excesos de aguas blancas -lluvia- que se dan en algunos momentos puntuales del año, el problema puede remediarse con «alguna solución de alivio» para las cañerías; ahora, si la razón detrás de estos males es una tara de otro tipo, el asunto puede ser más complicado.
De cualquier forma, el Consistorio -que más de una vez ha tenido a bien interesarse por el problema a pesar de que la competencia es autonómica- está empeñado en poner fin a este despropósito lo antes posible y dejar atrás lo que para los vecinos ya es una «cuestión de salud».
Ya han pasado dos años desde que esa expresión llegó a las páginas de este periódico a cuenta de este asunto. «Si fuera sólo agua pues mira, qué se le va a hacer, pero esto ya es un problema de salud pública», manifestó aquel día José Antonio Salmón, uno de los residentes del barrio El Carmen, de Revilla de Camargo, afectados por las riadas de aguas residuales -y con ellas, los restos menos salubres- a causa de las lluvias más intensas de aquella semana. A un paso de su vivienda, las alcantarillas expulsaron durante horas todo lo que los canales no podían asumir. Papel higiénico, compresas... «Cuando llueve como estos días, colapsa y las aguas fecales se desbordan». Hoy, su diagnóstico sigue tan vigente como entonces.
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