Un robot para las manos de Leia

Leia tiene 7 años. Es inquieta. Se mueve y corretea como cualquier otro niño. Se intuye en sus movimientos algún tipo de problema motor, pero nada hace sospechar que hace tres años sufrió un ictus que la dejó prácticamente sin movilidad. «No hablaba, no andaba, no hacía nada», explica su madre, Sheila Maza.

El camino para llegar hasta aquí ha sido largo y lleno de obstáculos. La familia conoció Amadeo en una clínica en Galicia, en la que estuvieron tratando a Leia durante nueve semanas. Antes habían estado en muchos otros sitios, llamado a distintas puertas. «Ellos consiguieron que anduviera», valora Sheila. Allí hicieron grandes avances, pero había que seguir y la familia tenía que regresar a casa. Por eso se propusieron traer a Cantabria a Amadeo para recuperar la movilidad del brazo de Leia. ¿Su precio? 80.000 euros. Amigos, conocidos, la sociedad de Arredondo, de donde es la familia, y personas anónimas se movilizaron para lograrlo poniendo cada uno su granito de arena. Consiguieron reunir 30.000 euros, bastante para pagar la entrada y disponer de Amadeo durante dos años, tiempo durante el cual el robot ha estado instalado en el salón de su casa.

Ahora, «ya no podíamos hacernos cargo, no podíamos pagar el resto del robot», reconoce Sheila. Por eso contactaron con la asociación Caminando y llamaron a todas las puertas posibles, incluida la del expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla, que recurrió a la Fundación 'la Caixa', que ha aportado los 50.000 euros que quedaban para comprar a Amadeo. De esta manera, la necesidad de Leia y la lucha de su familia ha ayudado a muchas personas en Cantabria. No en vano, y según explican los expertos, la terapia con este robot, que es la tecnología más moderna para este tipo de rehabilitación, será beneficiosa para los 34 usuarios de Caminando y para todo el mundo que lo necesite. «El día en que dijimos a Leia que íbamos a traer aquí a Amadeo me abrazó diciendo 'gracias'», cuenta emocionada la presidenta de Caminando, Gema Díez.

Destaca que con esta adquisición se ha creado además un puesto de trabajo, el de Mireya Ortiz. Esta terapeuta ocupacional y estudiante ahora de Fisioterapia ha estado trabajando con Leia y con Amadeo seis días a la semana, siempre a las siete de la mañana, antes del colegio. Eso acredita a Mireya como la mejor conocedora del funcionamiento de Amadeo en Cantabria. «Para nosotros, el que contraten a Mireya es muy importante porque ha hecho un esfuerzo inmenso por ayudarnos», reconoce Sheila.

El robot ahora no trabajará únicamente durante una hora al día con una única paciente, Leia, sino que estará en funcionamiento prácticamente todo el día, rehabilitando la movilidad en las manos de muchas personas. Como Mila, que fue profesora de Mireya y ahora le sigue sus instrucciones durante la presentación del robot. Amadeo mueve los dedos de Mila sobre unos carriles. Con el tiempo esperan que sea ella misma la que les dé la movilidad.

En el seguimiento de la terapia, el mismo robot realiza gráficos con la evolución de los pacientes. El de Leia es en ascenso clarísimo y muy empinado, «Ha sido una mejoría muy grande. Seguiremos trabajando, viniendo aquí. Ya no lo vamos a tener en nuestro domicilio, pero podemos continuar», explica, feliz, su madre.

Amadeo se une así en la terapia al exoesqueleto con el que cuenta desde hace un año la asociación Caminando en su centro de día.

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