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Los últimos análisis del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA) han sacado a la luz que la elevada intensidad del tráfico rodado en Camargo ha desbancado a la industria como el factor con más incidencia perjudicial en la calidad del aire del municipio. Así lo ratifica el director de la institución, Jesús García, que asegura que «los óxidos de nitrógeno, los que derivan de la combustión de vehículos, son los que obtienen unos niveles más altos en la zona del Valle de Camargo y de todo el arco de la Bahía de Santander».
«Hay un mito que dice que la industria es el factor más contaminante y no es así». A día de hoy, esto ha cambiado. De hecho –y en palabras de García– «la mitad de los elementos contaminantes del aire son producto del tráfico rodado». Por tanto, y aunque toda industria tiene un impacto, no es tan grave como el tráfico, que es el gran problema actual de la contaminación del aire. Esto es así desde, aproximadamente, el año 1999. De hecho, los datos que ha consultado el director del CIMA exponen que esta tendencia ha cambiado desde hace «18 o 20 años».
Por tanto, el elemento contaminante más significativo que se observa en Camargo es la presencia de óxidos de Nitrógeno NO (especialmente Dióxido NO2), motivada por la elevada densidad de tráfico rodado que afecta a este municipio, así como a los próximos de Santander y El Astillero. En segundo lugar se situarían las partículas PM10, consecuencia del tráfico rodado y calefacciones domésticas (la industria afecta en muy menor medida), siendo las de origen natural (procesos vegetales) o de incendios de escasa o casi nula relevancia en el municipio.
En general, la mayor contribución a los índices de contaminación en Camargo procede del tráfico rodado de vehículos. Aunque éste es muy variable, en función de épocas del año y factores ambientales o climáticos, a veces supone el 50 por ciento del total del volumen de contaminación atmosférica detectada en la zona. De hecho, García ha querido destacar una hecho muy particular. «Cuando se percibe que hay más incidencia de los óxidos de nitrógeno, suele coincidir con fines de semana, estivales, que ha hecho mucho calor y no ha llovido nada».
Sin embargo, García ha querido destacar que estos gases «en ningún caso superan los límites legales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)». «En los últimos tres años no se ha producido ninguna superación legal de los niveles de contaminación por inmisión en toda la comunidad autónoma cántara», sentenció
Concretamente, la información de Camargo se recibe a través de la estación de control de la contaminación que el CIMA tiene instalada en el Parque de Cros, en Maliaño. Los datos se generan mediante un sistema de información automatizado pero, posteriormente, son supervisados por los trabajadores del centro.
Durante este siglo –y a pesar del incremento de los óxidos derivados del tráfico–, hay una tendencia a la baja de todos los valores contaminantes en el Valle, con sólo un cierto repunte en esa tendencia en 2017 en partículas de dióxido de nitrógeno que, a lo largo de este año 2018, vuelve a manifestarse en su línea decreciente. «Aquel repunte fue debido a la actividad industrial, pero sólo en muy pequeña medida. El factor más determinante es de naturaleza climatológica y, en 2017, asistimos a un régimen de pluviosidad escaso, especialmente en los primeros meses, invernales», relató el director.
El estudio comparativo entre los datos del informe de seguimiento anual del 2017 y la elaboración provisional que el CIMA tiene realizada hasta la fecha del 30 de agosto del presente 2018 –al que ha tenido acceso este periódico– muestra una clara tendencia a la reducción en general de todos o la mayoría de los elementos contaminantes del aire. En el caso concreto de las partículas de NO2, el índice se ha reducida en más de 10 puntos de un año a otro. La máxima incidencia de partículas de Dióxido NO2 alcanzó su máximo en febrero de 2017 con 28 micro gramos por metro cúbico mientras que, en 2018, la máxima ha sido de 17 micro gramos por metro cúbico el pasado mes de abril.
Con independencia de otros factores de reducción (en este caso desde los agentes emisores) que pudieran también tener su incidencia, el año especialmente lluvioso y con precipitaciones más repartidas es el factor más determinante de la mejora en la calidad del aire que se viene registrando este año, tanto en Camargo como en el resto de la región. Además, García expone que «lo que es calor (la termicidad) solo influye en la generación de ozono y la lluvia corrige bien la calidad del aire».
Y es que para el director del CIMA, la climatología «tan maravillosa» de Cantabria hace que «de momento, el cambio climático no nos alcance». Y los datos así lo corroboran. «Nuestra región es de las pocas comunidades que, pese a la incidencia de partículas contaminantes, este número es tan bajo que tiene zonas de su geografía con incidencia cero, como sucede en la parte sur de la comunidad».
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Óscar Beltrán de Otálora e Isabel Toledo
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
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