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. «Ha sido un año especialmente agresivo por parte de los osos. Ha habido daños en prácticamente todos los colmenares». Así define Javier de Celis, ... presidente de la Asociación de Apicultores Campurrianos (Apicam), la situación que atraviesan los criadores de abejas ante el aumento de ataques de osos. Desde este colectivo apuntan al incremento de la población del animal en la región: «Antes era un oso aislado que pasaba de la zona de Palencia y llegaba hasta Campoo. Ahora mismo se han instalado con crías y lo estamos sufriendo cada vez más. El hartazgo que tenemos es tan grande que muchas veces ni te molestas en ir a notificar el ataque a las autoridades».
La postura de Apicam es clara: «Nosotros no queremos que desaparezca el oso». Y es que De Celis subraya la necesidad de tomar medidas útiles que vayan «más allá» de entregar un pastor eléctrico a los apicultores. «La Fundación Oso Pardo te facilita el material y ya te apañas para ponerlo», remarca. «No te indican cómo hay que colocarlo, ni las características que tiene que tener un cierre para que sea apropiado para mantener al oso alejado de los colmenares».
Javier de Celis
Presidente de Apicam
Ante esta situación de «falta de apoyo» han recibido una formación del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas). La asociación asturiana ha patentado un sistema de cierre sencillo con los pastores eléctricos y una malla metálica. Fapas pone el foco en una colocación «adecuada» de los hilos eléctricos para que cuando un oso intenta entrar al colmenar, la electricidad le dé en el hocico. «Es atender un poco a las reclamaciones de los apicultores que están teniendo daños», remarca Roberto Hartasánchez, director de Fapas. «Estamos viendo que cada año que pasa, los ejemplares jóvenes, lo que llamamos divagantes, se desplazan de las zonas donde nacen hasta sitios lejanos, son animales machos normalmente. En esos itinerarios que hacen visitan mucho los colmenares y es cuando se generan los daños. Los apicultores están molestos, sobre todo porque normalmente la información que se les ha dado de cómo evitar los daños no está funcionando. No es adecuada. Es una cuestión de técnica, pero bueno, hay que saberla y, si no te la explican, pues no se te ocurre», puntualiza.
Uno de los apicultores que acudió a las jornadas de formación realizadas en Reinosa fue Miguel Guerra. En su caso, ha vivido una progresión de colmenas afectadas en los últimos dos años:17 en 2023 y 60 en 2024. «El año pasado fue desastroso, porque cuento con colmenares en distintos municipios y me atacaron en cuatro. Nos dicen que tenemos que convivir con el oso, pero cada vez hay más osos y tampoco sabemos exactamente el censo real que existe. Ojalá estas clases nos ayuden a paliar los problemas con los ataques, pero lo suyo es que el Gobierno también colaborase para buscar soluciones», lamenta. «Cuando vienen a valorar los daños, los guardias no entienden exactamente en la situación que se encuentran los colmenares, porque pueden quedar abejas, pero todo depende de si han matado a la reina o no. Si es así, pues adiós muy buenas a la colmena».
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