Cantabria estrena otro laberinto, está en Campoo de Suso y es uno de los más grandes del país

Según Rábago, «el recorrido será de los más difíciles de España y está diseñado para que los que decidan adentrarse se pierdan por los diferentes caminos y rutas que conforman este acertijo de nueve kilómetros», explica. El promotor ya ha ultimado los detalles para iniciar hoy las visitas al labertino. Explica que los trabajos comenzaron a finales de 2019, «pero las inundaciones del río Híjar y la pandemia posterior frenaron en seco las labores de construcción del laberinto». No fue suficiente para apagar la ilusión y las ganas de este vecino. «Durante todo este tiempo me he dedicado a acondicionar el terreno, limpiarlo, construir los accesos y sembrar cerca de 12.000 cipreses», árboles que ha tenido que mantener, una tarea nada sencilla.

Las referencias que ha tomado Rábago para desarrollar el proyecto son parecidas a las dimensiones de un campo de futbol, tanto a lo largo como a lo ancho. De hecho, asegura que el laberinto «es comparable al campo de futbol de Reinosa.

Además, el entorno del recinto cobrará «mayor importancia y cumplirá una labor didáctica, ya que tanto en los alrededores como en el propio recorrido, hay plantadas otras especies, como hayas, robles y plantas autóctonas». El objetivo del emprendedor va más allá y proyecta crear todo un complejo turístico. Rábago trabaja ahora en la apertura de una cafetería anexa al terreno y proyecta también habilitar un aparcamiento al lado del establecimiento. Su idea es «inaugurar toda la infraestructura», pero aún le quedan por ultimar algunos detalles de la cafetería.

Por otro lado, «está la creación de puestos de trabajo» y es que el propietario calcula que entre la hostelería, los guías y el mantenimiento, «se podrían generar al menos tres empleos», aunque todo dependerá del funcionamiento de la nueva atracción. Hace hincapie en la ilusión que ha puesto en el proyecto, que «espero que tenga una gran acogida». El precio por cada 'viaje' al interior de este estómago verde será de entre 3 y 5 euros. Rábago cree que la actividad «podría funcionar también en invierno, para que se pueda compaginar la estampa nevada con la experiencia».

Para hacerse una idea de cómo será el recorrido, Rábago ya ha realizado una visita guiada de un grupo de treinta personas. Una «prueba piloto» que le permitirá «definir el protocolo de actuación a la hora de acceder y de salir del complejo».

A la cabeza

El laberinto de Tilde se queda a las puertas de liderar la clasificación nacional y empata con el que existe en Peñíscola (Comunidad Valenciana), que cuenta con más 7.000 metros cuadrados de terreno. Según Rábago, el suyo «dispone de muchos más pasillos y menos decoración» que otros similares. Además, «puedo asegurar que el recorrido es muy difícil». En Cantabria existe ya el famoso laberinto de Villapresente, que aún con la irupción de su vecino cántabro, mantiene la tercera posición en la lista, con 5.600 metros cuadrados de árboles. En cualquier caso, todos consisten, al fin y al cabo, en perderse y volver a encontrarse. Un poco como la vida.