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Espinosa de Bricia está casi en una isla entre Cantabria y Burgos, pero pertenece a Valderredible. Sus doce habitantes son tan cántabros como la tierra que pisan pero la carretera de acceso al pueblo (CA-764), eso es otro asunto. Y es que de los ... 5 kilómetros que conectan la localidad valluca con la antigua N-623, uno y medio transcurre por Cantabria, mientras que otros tres y pico lo hacen por Burgos. Una circunstancia, la fronteriza, que se ha convertido en un problema para su correcto mantenimiento, ya que Castilla y León afirmó el pasado año que la carretera era cántabra, mientras que el Gobierno de Cantabria asegura ahora que parte es burgalesa. Un problema, el de las competencias, que ha encontrado solución en el convenio firmado recientemente con los castellanos de colaboración mutua.
La alcaldesa pedánea de este pequeño enclave fronterizo, Azucena Vallejo, se quejaba la pasada semana de la situación que padecen desde hace unos años. Y es que, efectivamente, hay tres kilómetros que pasan por Burgos pero es una carretera que da servicio al pequeño pueblo valluco y cántabro. Los últimos años, incluido este, Vallejo ha tenido que tirar de teléfono y escritos para reclamar que le limpiasen las zarzas de la carretera o le bacheasen la misma. ¿Por qué? Debido a que los operarios de las empresas contratadas por el Gobierno de Cantabria limpiaban solo hasta el panel de la Comunidad Autónoma. Esa situación se reproducía hace unos días, cuando la pedánea volvía a protestar. «Llevan años tanteando la situación», explicaba a El Diario Montañés la alcaldesa de este pequeño rincón despoblado de Valderredible que, en verano, alcanza una población superior a los 160 habitantes y necesita tener el vial en condiciones dignas.
El año pasado, recuerda Vallejo, el vecino municipio burgalés de Alfoz de Bricia escribió a la Junta de Castilla y León y al Gobierno de Cantabria para conocer de quién era la carretera. Recuerdan que sólo contestó la parte castellana para decir que no era suya, la otra parte -la cántabra- no dijo nada.
Pero Vallejo no tiró la toalla y, este año, cuando vio a los operarios de una empresa limpiar sólo hasta el cartel de Cantabria volvió a la carga para que el problema se solucione de una vez por todas. «¿Es que van a venir en helicóptero para quitarnos la nieve en invierno?», expresó a modo de ejemplo para describir la surrealista circunstancia a la que se enfrentan por los límites geográficos y competenciales entre ambas comunidades.
Preguntado por este asunto, el Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Fomento, aseguró la pasada semana que el tema del conflicto de competencias está en vías de solucionarse. Al respecto, desde el Ejecutivo se explicó que hace años sí se hacía el mantenimiento del vial desde Cantabria, pero que realmente no había competencia sobre parte del víal, por lo que no había seguridad jurídica para los trabajadores o empresas que operaban en otro territorio de la comunidad vecina en el caso, por ejemplo, de que ocurriese un accidente.
Eso es lo que parece haber pasado este año, ya que los técnicos jurídicos y de prevención de riesgos laborales del Gobierno de Cantabria han «desaconsejado» hacerlo. No obstante, desde Fomento se aludió a que la intención es «seguir haciéndolo» y por ello, estos días, se han puesto en contacto con la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Castilla y León y se ha decidido activar el convenio firmado recientemente entre ambas administraciones para desarrollar políticas conjuntas en diferentes ámbitos. Y, en ello -dicen desde Fomento- que están ahora, lo que aportaría ya una solución definitiva al problema.
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