La casa de un romano
Estampas de verano ·
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La 'Domus' de Julióbriga es el principal reclamo turístico de Retortillo en verano«Tampoco vivían tan mal, ¿no?», reflexiona en alto un joven mientras escucha las explicaciones de Borja. El guía se esmera en desmenuzar los detalles del 'atrium', el patio central de esta casa romana. La Domus de Julióbriga, en Retortillo, es una de las principales ... atracciones turísticas de Campoo de Enmedio. Una ciudad romana que fue construida a media ladera y que ahora tiene unas vistas inmejorables del embalse del Ebro. El grupo escucha atentamente. Antes han visto un vídeo para situarlos en contexto. El suelo que ahora pisan fue un enclave estratégico tras la conquista romana. Lugar de paso y de intercambio de las mercancías que subían de la costa y las que bajaban de la meseta castellana.
El edificio es una reproducción de la vivienda de una familia pudiente de la época. La original tenía casi 800 metros cuadrados. Los visitantes miran con curiosidad. Tratan de retroceder en el tiempo. «Por fuera era como un búnker. No se adivinaba nada del interior», continúa Borja. También era una forma de protegerse del frío. «Reinosa ha dado la cuarta temperatura más baja del país», añade. «Aquí hace más frío que en Burgos», recalca.
Otro de los apuntes que más llama la atención es cuando explica el gusto «algo hortera» de los romanos por pintarlo todo con colores estridentes. «Nos hemos acostumbrado a ver, por ejemplo, las estatuas del color de la piedra, pero en realidad estaban todas policromadas», recalca. Y para dar muestra de ello conduce al grupo hasta el 'lararium'. El altar que tenían dentro de las casas. En esta, bautizada como Los Morillos, la familia honraba diariamente con flores y alimentos a las divinidades que presidían el hogar. «Los lares guardaban la casa. Los penates protegían la despensa. Y los manes, para recordar a los difuntos y familiares», relata el guía. La visita continúa antes de llegar a una de las estancias que más comentarios concita. La cocina. Sorprende por la semejanza con las nuestras. Pero las antiguas. Las de las abuelas o bisabuelas. «Aquí no entraba el señor ni harto de vino», comenta Borja. Este lugar era territorio exclusivo del servicio doméstico. «¿Y eso qué hace ahí?», se pregunta uno de los niños. Señala una letrina. «Hay estudios que aseguran que muchas de las muertes en aquella época se debían a la bacteria E.coli. ¿Os imagináis por qué?», explica.
También se puede contemplar un bodegón que refleja la dieta básica romana. No lo hacían mal. Los que podían, claro. El horno era básico. Allí cocinaban el pan y otros alimentos. Los líquidos como el vino o el aceite los guardaban en ánforas y los sólidos en vasijas semienterradas en el suelo llamadas doliu o dolia en plural. La despensa estaba orientada al norte. Aquí, en Retortillo, bastaba la temperatura ambiente para conservar los comestibles.
La visita va avanzado a uno de los lugares más reconocibles. La que más veces sale en las películas. El 'triclinium'. El comedor y salón de estar de la época. Los romanos se reclinaban sobre su costado izquierdo y comían con la derecha. Hasta reventar. No había puertas. Solo unas celosías para permitir algo de privacidad en las sobremesas. «Les encantaba que se les viera. Que supieran desde fuera con quien estaban. Lo utilizaban de escaparate social», relata el guía, al que ya solo le falta un departamento. El 'cubiculum'. El dormitorio. Llama la atención la altura de las camas. ¿Por qué? Fácil. «Para aislarse del frío y la humedad del suelo y también de los animales que se colaban dentro», recalca.
Mientras Borja acaba de despedir a los visitantes, Ignacio atiende en la entrada. Afirma que está siendo «un verano irregular». El turismo no acaba de despuntar. Aun así, la Domus de Los Morillos sigue teniendo tirón. «La gente, además, puede pasear tranquilamente por las ruinas. Aquí les damos los detalles que necesitan». La única zona por la que no pueden deambular es la que está acotada por las excavaciones arqueológicas en marcha. Hace poco, como adelantó este periódico, localizaron un horno que se utilizaba para fabricar materiales cerámicos empleados para construir el foro. Los expertos documentaron por primera vez evidencias del periodo de los cántabros en Julióbriga.
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