Los lobos matan en Lamiña la mitad del rebaño de Iker, un pastor de 14 años

«Estoy muy disgustado porque esas ovejas son mi ilusión y no podemos hacer nada. Siento una gran impotencia», explica el muchacho. Hace dos meses que la familia subió las ovejas a la zona conocida como 'El Collado de Barcenillas'. Ya habían comenzado a criar. «Tuvimos un cordero chiquitín y lo tuve que bajar a casa para que no lo pillara el lobo. Algunas de las ovejas muertas las había criado yo a biberón, y ahora mira...», relata Iker, que muestra una gran impotencia por la situación. «No podemos hacer nada», insiste. Y con resignación asegura que bajarán las ovejas que les quedan a casa e intentarán venderlas.

«En casa –prosigue– no podemos tenerlas tampoco, porque también te las matan y no queremos que los lobos bajen hasta aquí». El chaval pide ayuda: «A esto tenían que ponerle algún tipo de solución porque, si no, esta forma de vida se va a extinguir».

La ganadería de Iker Cadavieco está localizada a través del GPS.De esa manera, la familia puede encontrar a los animales en cualquier momento. Su madre, Vanesa Gutiérrez, recuerda cómo a las seis de la mañana recibió un mensaje en el móvil «porque los animales estaban revueltos». «Subimos y nos encontramos el percal», explica la mujer.

La ganadería no es el sustento de esta familia de autónomos que regenta un establecimiento hostelero en la zona, pero no deja de ser importante para ellos. «Obtenemos algo de beneficio por la cría y nos limpian las fincas», añade Vanesa. Pero, al final, apoyar las ilusiones del chaval es la principal motivación. «Vivimos en un entorno rural y a mi hijo le encantan los animales. Cuidarlos y atenderlos. Los tengo especialmente por él, porque creo que es bueno que tenga este tipo de responsabilidades, que además asume con muchísimas ganas, y que se involucre en el entorno rural en el que vive».

De hecho, una de las cosas que más le duelen a esta madre es cómo le está afectando a su hijo el ataque. «Está con un disgusto... Había empezando a criar y estaba muy contento. Y ahora, con esto, está completamente desilusionado», relata.

Tras lo sucedido, un guarda forestal subió a la zona donde estaban los cadáveres de las ovejas para fotografiarlos y dar parte al seguro. No es mucho consuelo. «Al final –explica la mujer– te pagan cuatro perras que no te solucionan nada porque tú lo que quieres son los animales a los que estás criando, no el dinero del seguro». Y concluye que «hay que empezar a apoyar más a las zonas rurales». «No queremos acabar con el lobo pero deben buscar una solución porque es el lobo el que está acabando con las zonas rurales», considera.

Cantabria es una de las comunidades autónomas que reclama la salida del lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), como parte de la solución a este problema que se acrecienta cada verano porque es la época en la que la especie cría. El Ejecutivo regional ordenó efectuar extracciones de lobos en 2022, pero la justicia anuló la medida el pasado mes de marzo atendiendo a un recurso presentado por las organizaciones ecologistas.

El abuelo de Iker, el ganadero Manuel Gutiérrez, considera que «por lo menos deberían controlar un poco la población porque los lobos –describe con ironía– están llegando en yate y las ovejas en patera». «Llevo toda la vida guardando las ovejas en la misma zona, desde que era un crío, y nunca me había pasado esto. Y ahora mira lo que ha pasado sólo en dos días», comenta este veterano del sector.