La espera de 'la catedral de los peces'
Estampas de verano ·
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Estampas de verano ·
La bajada del nivel del embalse ya permite que el acceso a la torre del campanario sea reparadoResignada. Más sola que nunca. Testigo muda de lo que hay bajo el agua. Ya no tiene quién la visite. Es imposible. Hay que conformarse con contemplarla desde lejos. Es la torre de la iglesia de Villanueva, en el municipio de Las Rozas de Valdearroyo. La que todos los vecinos conocen como 'la catedral de los peces'. Una construcción que emerge fantasmal en recuerdo de un pasado sumergido artificialmente por decisión del hombre.
El conjunto, uno de los principales iconos turísticos de la zona, vive pendiente del nivel del pantano del Ebro. Cuando éste baje, aseguraron en marzo desde Turismo, comenzarían los trabajos para la mejora de los 56 metros de tablado y barandillas de madera que el agua, los defectos de construcción y la falta de mantenimiento han deteriorado en varios puntos. De eso hace ya varios meses. 20.000 euros fue el presupuesto asignado. La Confederación Hidrográfica también dio el visto bueno. Por aquella época, el embalse se encontraba al 91% de su capacidad. El agua había anegado por completo la pasarela. Ahora, ya no. En estos meses el nivel ha bajado un 20%. «Es una pena. No es que no se pueda llegar hasta la puerta, es que es peligroso si alguien se anima a hacerlo», relata un matrimonio de Reinosa que se ha acercado para ver la torre del campanario de la antigua iglesia de San Roque. «Venimos a menudo porque nos recuerda a nuestra juventud –afirma esta veterana pareja–, pero lo único que han mejorado ha sido el acceso».
Para llegar hasta el comienzo de la senda que lleva al aparcamiento hay que cruzar por debajo de la línea férrea que une Bilbao y La Robla. Aquí surge otro de los problemas ya que, cuando llueve, la falta de pendiente y de drenaje encharca el lugar, lo que desanima al visitante a continuar. Si se supera este primer inconveniente comienzan los 256 metros de recorrido que hay hasta 'la catedral de los peces'. En este trayecto hay otro punto susceptible de ser mejorado. En mitad del camino se halla, poco protegido y sin señalización, un antiguo pozo artesano. Este sector tiene con una cota inferior al resto, por lo que suele inundarse cuando el pantano está alto. Aquí ya se ha actuado. Como se puede comprobar en la foto inferior, la plataforma se ha rellenado y elevado varios metros para evitar que se anegue. «Al menos con esto se puede llegar sin problemas hasta la base de la pasarela», relata la pareja reinosana tras emprender desilusionada el camino de vuelta.
Es el último día de julio, hace una tarde soleada y agradable y, sin embargo, al llegar al inicio de la balaustrada de madera, no hay nadie. La torre sigue sola. «Antes de que el agua cubriese la estructura y casi la destruyera era una de las visitas obligadas. En verano, sobre todo por las tarde, era un continuo ir y venir de coches. Raro era el día que no paraba media docena de personas y preguntaban. Ahora, nada», explica un vecino de la zona mientras pasea por la ribera del embalse.
Las vistas son espectaculares, aún más cuando se podía llegar hasta la puerta de la torre sin problemas y subir a lo alto del campanario. El mejor enclave para fotografiar la zona. Además, lo que queda del edificio sirve a los lugareños de metro natural para ver las variaciones en el almacenaje del pantano.
Para reconstruir la pasarela se sustituirán los pilares, vigas, viguetas, barandillas y pavimento de pino norte que se encuentre roto o deteriorado. Además, se reforzarán todas las uniones, empleando una pintura especial para proteger aún más la estructura. Por último, se colocará un poste de seguridad y salvamento.
Avistar aves es otra de las atracciones en esta zona. El embalse del Ebro está catalogado como Reserva Natural de Aves Acuáticas, sobre todo de las migradoras. Un paraíso para los ánades. En los meses de julio y agosto el embalse es usado como lugar de 'mancada'. Una especie de refugio cuando los patos mudan las plumas y no pueden volar durante unas pocas semanas, por lo que necesitan masas amplias de agua con alimento abundante.
La escasa profundidad y la ubicación rural donde se encuentra, con una presión urbana e industrial más bien baja convierte al embalse en un paraíso para estas aves.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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