La familia de Alejandro Mencía: «Creemos que es él, tenemos ganas de descansar»

La Guardia Civil ha certificado que se trata de restos de una persona y que no hay otra investigación abierta por ninguna otra desaparición en la zona. Pero para certificar la identidad habrá que esperar al informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, que cotejará el ADN con el del joven desaparecido. Pese a todo, en la familia casi dan por hecho que se trata de Mencía.

«Esta vez tenemos la esperanza de que sea él, y de que por fin podamos pasar página y descansar porque esto es verdaderamente duro para todos nosotros. La Guardia Civil nos avanza que hay bastantes posibilidades de que sea él y creemos sinceramente que lo más lógico es que lo sea», informa una fuente familiar.

El hallazgo lo realizó un grupo de aficionados al monte que se encontraba de senderismo, «buscando cornamentas que han dejado los venados en esta época de muda». «Esta gente sabe por donde va, conoce el monte y probablemente ha buscado allí donde, por lo que sea, no habíamos buscado tan bien en otras ocasiones», cuentan en la familia.

Semanas e incluso meses después de la desaparición de Mencía, fueron varias las jornadas de búsqueda que se coordinaron en los montes. La familia llegó a contratar a especialistas en este tipo de casos que llegaron de otras comunidades autónomas. Se buscó a pie, por aire, con perros y drones, se llegaron a utilizar cámaras térmicas... «pero no tuvimos suerte y ahora, por casualidad, mira lo que ha pasado». «Sí que es cierto que lo han encontrado en una zona donde no habíamos buscado tanto», concretan sus allegados. Según detalló un vecino de Campoo de Suso a este periódico, la zona donde han aparecido los restos, cerca del límite con Santiurde, se encuentra a unos cuatro kilómetros de la cabaña en la que se encontraba Mencía y sus amigos cuando desapareció en extrañas circunstancias.

El día en que se le perdió la pista, Alejandro se encontraba con unos amigos en una cabaña celebrando un cumpleaños. Nadie sabe muy bien por qué razón, pero uno de los amigos y Mencía se fueron a lavar al río porque habían estado «jugando y enredando fuera de la cabaña y se mancharon de boñiga», confesó entonces Pedro Landeras, vecino y amigo de Alejandro desde la infancia. «Alejandro siempre era más vago y le costaba subir. Y el otro amigo le dijo que subía a la cabaña y le esperaba arriba. Alejandro le contestó que ya subiría». Pero no lo hizo, no regresó. Landeras cuenta que ese día había mucha niebla y hacía mucho frío y que las botas de Mencía –la camiseta se la dejó en la cabaña– aparecieron horas después en una pista. «Tiene que estar ahí, en el monte», contaba Landeras, y es allí, donde han hallado estos restos que podría pertenecerle.

A partir de aquel día y con la coordinación desde del Puesto de Mando Avanzado instalado la mayor parte de los días en la Braña del Tejo, se rastrearon 1.500 hectáreas de terreno, muchas de ellas con técnicas intensivas y se contó con casi 100 vehículos todoterreno, motos, quads, etc.

Además, el helicóptero del Gobierno de Cantabria realizó vuelos de rastreo en otras 480 hectáreas y se contó también con una aeronave de Guardia Civil. Pero pese a todo ese esfuerzo, no hubo ningún resultado. Y sin embargo ahora, tres años después, una casualidad parece que puede dar carpetazo a la búsqueda; aunque todavía sea una incógnita lo que ocurrió aquella noche de mayo de 2020.