Lío de fronteras para asfaltar la carretera de Espinosa de Bricia
La localidad de Valderredible clama por el mal estado de la carretera que discurre por tierras cántabras y burgalesas
En Espinosa de Bricia, localidad de Valderredible que colinda con Burgos, ya están hartos de que ninguna Administración –ni la cántabra ni la burgalesa– se haga cargo de la mejora de la «impracticable» carretera por la que se accede al pueblo. El vial consta de cinco «conflictivos kilómetros», de los cuales tan solo uno y medio transcurre por Cantabria y el resto por tierras castellanas. Las dos comunidades se lavan las manos y entre unos y otros, la carretera sin barrer, sin asfaltar y sin desbrozar. A esto se añade que los pocos vecinos del pueblo se ven obligados a auxiliar a transportistas en apuros, algo que sucede con demasiada frecuencia.
La pedánea de la localidad, Azucena Vallejo, se ha dirigido a la Consejería de Fomento del Gobierno cántabro para explicar la situación del pavimento y de la vegetación que invade la vía, sin haber recibido la respuesta deseada. Así que, ni corta ni perezosa, aprovechando unas obras cercanas, ha rellenado los peores baches ella misma.
«En el pueblo de al lado había una empresa que estaba asfaltando una carretera y nos presentamos allí, por si podían darnos un poco de aglomerado en caliente de lo que estaban echando. Nos lo dieron y hemos tapado baches en los que ya dos coches habían roto recientemente las ruedas». Así lo cuenta la propia Vallejo, insistiendo en las cartas certificados que ha enviado a Fomento hace apenas unos días.
Un problema de competencias que debería haberse salvado con el convenio de colaboración firmado entre ambas comunidades. Pero en Espinosa siguen esperando y entre tanto, además de asfaltar, dedican su tiempo a desbrozar una carretera que, de no hacerlo, sería una jungla. Emplean sus herramientas y sus tractores, y lidian con las dificultades que entraña la tarea y con el riesgo de dañar a algún vehículo de los que circulan. Por eso, están desechando la idea de continuar.
La carretera no tiene demasiado tiempo. La pedánea explica que hará poco más de sesenta años que la entonces Diputación de Santander la dibujó para tener acceso a Espinosa de Bricia. El mantenimiento se realizó con regularidad hasta el año 2022, cuando comenzaron los problemas. A partir de entonces se limitó el bacheo y la renovación del pintado de rayas al tramo cántabro, pero se seguían desbrozando los laterales del trazado de los cinco kilómetros en cuestión.
Hasta el año pasado, en el que esa limpieza de cunetas también se limitó al kilómetro y medio cántabro. La propia pedánea y su marido, herramientas en mano y al volante de su tractor, despejaron los laterales, pero los problemas con los que tienen que lidiar les ha hecho replantearse la situación, que ha de solucionar la administración, «sea la que sea». Ahí, Vallejo sigue apelando al consejero de Fomento, con la esperanza de que sus requerimientos sean por fin atendidos: «Que resuelva un problema que no sabemos muy bien quién lo ha creado».
«Ahora mismo estamos en el limbo, no somos de nadie y nadie asume la competencia». «Nosotros, los doce vecinos del pueblo, sabemos dónde están las curvas malas, dónde están los baches, las zonas que la vegetación deja con poca visibilidad, pero la gente que pasa por aquí, que es mucha, especialmente los fines de semana o en verano, con un gran tránsito de vehículos, lo desconoce y es la que lo termina pagando», argumenta Vallejo.
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