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La nieve tiene muchas caras y una de ellas es la que afrontan los municipios que la sufren, aquellos que hacen frente a los problemas que genera, ya sea en forma de limpieza de los núcleos de población y de los viales que no forman ... parte de la red del Estado o del Gobierno de Cantabria, de solucionar los desperfectos en las infraestructuras públicas, de organizar el personal y la maquinaria disponible y de financiar los gastos, pues son los ayuntamientos los que asumen en primera instancia este desembolso.
En el pago de todo este operativo municipal también colabora anualmente el Gobierno de Cantabria a través de la Consejería de Obras Públicas, que habilita una convocatoria específica para los ayuntamientos de las zonas de montaña.
Precisamente en estas áreas, especialmente en las comarcas campurriana y lebaniega, los municipios tienen que hacer frente a las necesidades de amplios territorios con numerosos núcleos de población y lo que para muchos es motivo de ilusión, para otros, los regidores, es motivo de preocupación y la antesala de largas jornadas colgados del teléfono para tratar de solucionar los problemas de los vecinos.
Así lo reconoce Pedro Manuel Martínez, alcalde de Campoo de Enmedio, un municipio con 16 núcleos de población y una extensión de 91 kilómetros cuadrados. «Uno se acaba acostumbrando, pero las nevadas obligan a gestionar los medios propios, a contratar servicios de terceros y a estar pendientes de dar una respuesta rápida a las situaciones más urgentes para los vecinos. Son días de mucho trabajo», asegura.
Según Martínez, «los gastos derivados de las actuaciones de vialidad invernal se incluyen en su caso dentro de la partida de Infraestructuras, pero son muy difíciles de prever, si en 2020 apenas se gastó nada, en lo que llevamos de 2021 ya se han disparado». Así, en 2018, el importe de las facturas pagadas a terceros ascendió a 46.906 euros y las horas extraordinarias del personal municipal sumaron otros 3.072 euros. En aquella ocasión el Gobierno regional subvencionó al Ayuntamiento con 21.788 euros.
En el caso de Reinosa, uno de los municipios más pequeños de Cantabria, con 4,1 kilómetros cuadrados, pero numerosas calles, accesos y kilómetros de aceras, José Miguel Barrio, su alcalde, recuerda que en la campaña de 2017 y 2018 el gasto para el municipio fue de 71.000 euros, una cantidad inferior a los 140.000 euros que se gastaron tras la última gran nevada, la de febrero de 2015. «Pero estos gastos, relativos a la limpieza y retirada de nieve, así como a la compra y esparcimiento de sal, no tienen en cuenta otros daños colaterales como el deterioro de las aceras y los viales, especialmente afectados por el hielo y la sal», explica Barrio.
El regidor de Reinosa, que destaca que la nieve es también una «oportunidad de negocio para la ciudad y la comarca», reconoce que no ha habido ningún problema estos últimos días para contratar maquinaria. «Tenemos personal experto, pero carecemos de parte de la maquinaria necesaria y por eso recurrimos a terceros, lo que es más rentable, eficaz y eficiente. Disponer siempre de estos medios supondría un gasto ingente para el Ayuntamiento».
Eduardo Ortiz, alcalde de Campoo de Yuso, señala que el esfuerzo que realiza el Ayuntamiento es «constante» y no tanto ya económicamente, que «sabemos que lo tenemos que asumir», sino de personal y medios, pues «nuestro objetivo es atender las necesidades más urgentes de los vecinos». Según explica Ortiz, el problema está en que «por mucho que limpiemos los pueblos y los accesos a los mismos, si la carretera principal no lo está o se encuentra cortada, nuestro trabajo no sirve para nada». «Son necesarios más medios y personal cualificado en todos los servicios de vialidad invernal, además es urgente desarrollar el proyecto antiventisca en la conexión de los accesos de La Riva y Lanchares con la CA-171. Entre la nieve, el hielo, la ventisca y quienes se acercaron al municipio a sacar fotos del pantano sin disponer de los medios necesarios, la situación se complicó bastante».
También el hielo y la nieve han sido protagonistas en la comarca lebaniega. En los municipios de Pesaguero y Cabezón de Liébana recurren a las máquinas de Obras Públicas para la limpieza de las carreteras de acceso a las distintas localidades, incluso a viales municipales como el de Caloca. En estos ayuntamientos el gasto se limita al personal municipal y a su propia maquinaria, pues la sal también se la aporta la Consejería.
Según explica Jesús Fuente, alcalde de Cabezón de Liébana, «desde que comenzó a nevar no se ha parado de trabajar, abriendo los accesos a los pueblos mediante un tractor con cuña, un volquete y los operarios municipales. Además, echamos sal todos los días, ya que los pueblos se ponen impracticables por el hielo».
Por su parte, Enrique Sabarís, alcalde de Pesaguero, está «satisfecho del trabajo realizado», a pesar de que el hielo ha dificultado mucho los trabajos de limpieza viaria en localidades como Cueva, Avellanedo, La Parte, Lomeña y Basieda.
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